PRENSA INDEPENDIENTE
Enero 22, 2004

SOCIEDAD
Yo también he tenido un sueño

SANTA CLARA, enero (www.cubanet.org) - Todos soñamos un día. A veces sobre cosas malas, y otras sobre cosas buenas. En la infancia, durante las noches perturbaba mis sueños la presencia de grandes animales, fantasmas y locos, en escenas muy imaginativas donde yo era el centro de aquel particular universo donde misteriosamente, siempre me tocaba el papel asfixiante de la inmovilidad como si estuviera paralítico. En la adolescencia soñaba placenteramente con novias y sexo, para amanecer mojado en más de una ocasión. De adulto, las escenas que han pasado por mi subconsciente son de diversos temas, pero en los últimos años, mis sueños tienen un denominador común.

He soñado hasta despierto con la realidad cotidiana de mi país, donde escenas negras se intercalan con otras de una filosofía nueva ante la vida, asumida al tomar conciencia de la tragedia que hemos vivido los cubanos por cuatro décadas y media. Sinceramente, antes a mi alrededor acontecían hechos que aunque los presenciaba, era incapaz de evaluarlos como debía, por estar sumido en la vorágine social cubana desde otro ángulo, a pesar de pertenecer al grupo más polémico de una juventud rebelde, que no acataba los lineamientos y cánones establecidos por el sistema rojo que se fue apoderando poco a poco de mi país.

Ahora sueño con ver a los niños felices, sin la obligación de repetir frases manidas en las escuelas y actos. He soñado con que esos niños puedan adquirir conocimientos alejados de toda propaganda eclipsante de la realidad y que puedan crecer saludables, resguardados de la enajenación que existe hoy en nuestras calles, y que jueguen con lindas muñecas y juguetes sin haber perdido la fantasía de Los Reyes Magos. Sueño con la recuperación por parte de la familia del verdadero papel como núcleo epicéntrico de la sociedad, con niveles de vida decorosos y que se acaben los conflictos por el espacio entre paredes. He soñado a esa familia reunida junto a la mesa dándoles las gracias a Dios por los alimentos que han logrado proveerse con su esfuerzo colectivo, y que han puesto término final a las separaciones forzosas así como las divisiones políticas y geográficas innecesarias, y que Cuba ha recuperado su condición de un país de inmigrantes.

Sueño con que cada amanecer ilumina a mi pueblo, que con alegría y optimismo cada cual salga de su hogar a realizar los empeños cotidianos; sueño con la realización de acciones encaminadas a eliminar la desnutrición en las personas, especialmente de la tercera edad, a quienes se les garantice una vejez segura; he soñado que no existe discriminación y todos nos sentirnos iguales como personas gozando de los mismos derechos; donde se ha restablecido la igualdad jurídica y existe un verdadero estado de derecho, recuperándose la disciplina ciudadana y se vela por el respeto al prójimo.

Sueño con los modos para eliminar la carestía de la vida y los bajos ingresos de los cubanos, que obliga a practicar la cultura de la subsistencia y a realizar actos indecorosos. Sueño que se cubren las necesidades materiales y culturales de los ciudadanos, la exclusión turística ultrajante que nos hace extranjeros dentro de nuestra propia tierra. Me preocupa la atadura asfixiante que no permite el desarrollo de libertades y las potencialidades individuales, discriminados por la élite gobernante que dice pensar por todos, por eso sueño con los obreros organizándose en sindicatos libres para luchar por sus derechos.

He soñado con estudiantes que eligen las carreras de su predilección y que se acaba la discriminación por motivos políticos o religiosos; la tesis que la universidad es sólo para los revolucionarios es inconsistente por lo que divide y margina. Una enseñanza politizada y el adoctrinamiento sectario y obligatorio es reemplazada por materias de profundos contenidos cívicos y patrióticos con elevados valores morales; sueño con el verdadero papel de los padres, que determinen el tipo de educación que reciban sus hijos y que cada persona pueda practicar libremente sus creencias religiosas.

Sueño conque la mordaza es retirada de la boca de los cubanos y que podamos pensar por nosotros mismos y que se acaban el terrorismo de estado y la vigilancia de organizaciones que no respetan la libre expresión ideas y de la asociación voluntaria en un entramado de instituciones que fortalezcan una verdadera sociedad civil cubana, para así liberar la creatividad personal como fuente inspiradora de ingresos y desarrollo social. He visto en mis sueños cómo los presos políticos salen de sus encierros y que los jóvenes no van a la cárcel por sacrificar animales u otros delitos menores, obligados por las necesidades apremiantes de la familia, y que se eliminan las torturas, las penas y los tratos crueles, inhumanos y degradantes del sistema carcelario de la isla. Sueño que no se violan los 30 artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y se ha eliminado del código penal la pena de muerte.

Son una constante en mis sueños las ciudades corroídas por el tiempo, los techos que se hunden encima de sus moradores, edificios destruidos y la escasez de pintura y pobre ornato. Imágenes de calles oscuras y apagones generalizados, la suciedad de las calles y la falta de agua potable. He visto hogares que salen de las penurias con la modernización, y que sus habitantes adquieren elementales condiciones de vida en ellos.

Sueño con los campesinos que regresan sonrientes de la jornada de trabajo, conscientes del sudor derramado sobre el surco. Y que tanto ellos como el resto de los ciudadanos somos verdaderamente dueños de nuestras propiedades, riquezas y medios de trabajo; no se pierden los derechos de herencia y se respeta a la naturaleza y el equilibrio ecológico. En mis sueños he observando a nuestros campos reverdecidos y en plena explotación, adornados de la hermosura de la palma real, así como otros árboles de maderas preciosas que han desaparecido del entorno por la tala indiscriminada y por la introducción de otras especies que nada tienen que ver con nuestra geografía.

Sueño con la necesidad del libre acceso a la telefonía, a la televisión satelizada y a la Internet como medios de comunicación propios del siglo XXI y la reinserción de Cuba en el concierto de países de Latinoamérica. Con el orgullo de ser cubanos, viajamos libremente sin permiso gubernamental por el mundo. He soñado con el regreso a los postulados de la Constitución del 40 a la que le realizamos algunas modificaciones necesarias, y que se elimina el ultraje de montar un camello y que he dejado mi bicicleta. Me he visto detrás de un timón de un modesto auto moderno. He soñado con la celebración de festividades olvidadas y con elecciones libres y partidos antagónicos en una sociedad plural, democrática y floreciente.

En fin, sueño siempre con la libertad. cnet/46



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