SOCIEDAD
Yo también he tenido
un sueño
SANTA CLARA, enero (www.cubanet.org)
- Todos soñamos un día. A veces
sobre cosas malas, y otras sobre cosas buenas.
En la infancia, durante las noches perturbaba
mis sueños la presencia de grandes animales,
fantasmas y locos, en escenas muy imaginativas
donde yo era el centro de aquel particular universo
donde misteriosamente, siempre me tocaba el papel
asfixiante de la inmovilidad como si estuviera
paralítico. En la adolescencia soñaba
placenteramente con novias y sexo, para amanecer
mojado en más de una ocasión. De
adulto, las escenas que han pasado por mi subconsciente
son de diversos temas, pero en los últimos
años, mis sueños tienen un denominador
común.
He soñado hasta despierto con la realidad
cotidiana de mi país, donde escenas negras
se intercalan con otras de una filosofía
nueva ante la vida, asumida al tomar conciencia
de la tragedia que hemos vivido los cubanos por
cuatro décadas y media. Sinceramente, antes
a mi alrededor acontecían hechos que aunque
los presenciaba, era incapaz de evaluarlos como
debía, por estar sumido en la vorágine
social cubana desde otro ángulo, a pesar
de pertenecer al grupo más polémico
de una juventud rebelde, que no acataba los lineamientos
y cánones establecidos por el sistema rojo
que se fue apoderando poco a poco de mi país.
Ahora sueño con ver a los niños
felices, sin la obligación de repetir frases
manidas en las escuelas y actos. He soñado
con que esos niños puedan adquirir conocimientos
alejados de toda propaganda eclipsante de la realidad
y que puedan crecer saludables, resguardados de
la enajenación que existe hoy en nuestras
calles, y que jueguen con lindas muñecas
y juguetes sin haber perdido la fantasía
de Los Reyes Magos. Sueño con la recuperación
por parte de la familia del verdadero papel como
núcleo epicéntrico de la sociedad,
con niveles de vida decorosos y que se acaben
los conflictos por el espacio entre paredes. He
soñado a esa familia reunida junto a la
mesa dándoles las gracias a Dios por los
alimentos que han logrado proveerse con su esfuerzo
colectivo, y que han puesto término final
a las separaciones forzosas así como las
divisiones políticas y geográficas
innecesarias, y que Cuba ha recuperado su condición
de un país de inmigrantes.
Sueño con que cada amanecer ilumina a
mi pueblo, que con alegría y optimismo
cada cual salga de su hogar a realizar los empeños
cotidianos; sueño con la realización
de acciones encaminadas a eliminar la desnutrición
en las personas, especialmente de la tercera edad,
a quienes se les garantice una vejez segura; he
soñado que no existe discriminación
y todos nos sentirnos iguales como personas gozando
de los mismos derechos; donde se ha restablecido
la igualdad jurídica y existe un verdadero
estado de derecho, recuperándose la disciplina
ciudadana y se vela por el respeto al prójimo.
Sueño con los modos para eliminar la carestía
de la vida y los bajos ingresos de los cubanos,
que obliga a practicar la cultura de la subsistencia
y a realizar actos indecorosos. Sueño que
se cubren las necesidades materiales y culturales
de los ciudadanos, la exclusión turística
ultrajante que nos hace extranjeros dentro de
nuestra propia tierra. Me preocupa la atadura
asfixiante que no permite el desarrollo de libertades
y las potencialidades individuales, discriminados
por la élite gobernante que dice pensar
por todos, por eso sueño con los obreros
organizándose en sindicatos libres para
luchar por sus derechos.
He soñado con estudiantes que eligen las
carreras de su predilección y que se acaba
la discriminación por motivos políticos
o religiosos; la tesis que la universidad es sólo
para los revolucionarios es inconsistente por
lo que divide y margina. Una enseñanza
politizada y el adoctrinamiento sectario y obligatorio
es reemplazada por materias de profundos contenidos
cívicos y patrióticos con elevados
valores morales; sueño con el verdadero
papel de los padres, que determinen el tipo de
educación que reciban sus hijos y que cada
persona pueda practicar libremente sus creencias
religiosas.
Sueño conque la mordaza es retirada de
la boca de los cubanos y que podamos pensar por
nosotros mismos y que se acaban el terrorismo
de estado y la vigilancia de organizaciones que
no respetan la libre expresión ideas y
de la asociación voluntaria en un entramado
de instituciones que fortalezcan una verdadera
sociedad civil cubana, para así liberar
la creatividad personal como fuente inspiradora
de ingresos y desarrollo social. He visto en mis
sueños cómo los presos políticos
salen de sus encierros y que los jóvenes
no van a la cárcel por sacrificar animales
u otros delitos menores, obligados por las necesidades
apremiantes de la familia, y que se eliminan las
torturas, las penas y los tratos crueles, inhumanos
y degradantes del sistema carcelario de la isla.
Sueño que no se violan los 30 artículos
de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos y se ha eliminado del código penal
la pena de muerte.
Son una constante en mis sueños las ciudades
corroídas por el tiempo, los techos que
se hunden encima de sus moradores, edificios destruidos
y la escasez de pintura y pobre ornato. Imágenes
de calles oscuras y apagones generalizados, la
suciedad de las calles y la falta de agua potable.
He visto hogares que salen de las penurias con
la modernización, y que sus habitantes
adquieren elementales condiciones de vida en ellos.
Sueño con los campesinos que regresan
sonrientes de la jornada de trabajo, conscientes
del sudor derramado sobre el surco. Y que tanto
ellos como el resto de los ciudadanos somos verdaderamente
dueños de nuestras propiedades, riquezas
y medios de trabajo; no se pierden los derechos
de herencia y se respeta a la naturaleza y el
equilibrio ecológico. En mis sueños
he observando a nuestros campos reverdecidos y
en plena explotación, adornados de la hermosura
de la palma real, así como otros árboles
de maderas preciosas que han desaparecido del
entorno por la tala indiscriminada y por la introducción
de otras especies que nada tienen que ver con
nuestra geografía.
Sueño con la necesidad del libre acceso
a la telefonía, a la televisión
satelizada y a la Internet como medios de comunicación
propios del siglo XXI y la reinserción
de Cuba en el concierto de países de Latinoamérica.
Con el orgullo de ser cubanos, viajamos libremente
sin permiso gubernamental por el mundo. He soñado
con el regreso a los postulados de la Constitución
del 40 a la que le realizamos algunas modificaciones
necesarias, y que se elimina el ultraje de montar
un camello y que he dejado mi bicicleta. Me he
visto detrás de un timón de un modesto
auto moderno. He soñado con la celebración
de festividades olvidadas y con elecciones libres
y partidos antagónicos en una sociedad
plural, democrática y floreciente.
En fin, sueño siempre con la libertad.
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