El
Exxon Valdez de Castro
Eudel Cepero. El
Nuevo Herald, 13 de enero de 2004.
Próximamente una isla de origen norteamericano
será añadida al archipiélago
cubano en algún lugar al norte de La Habana
y Matanzas donde 10,702 km² de las aguas
antillanas son propiedad económica de la
empresa española Repsol-YPF SA. La ínsula
metálica, construida en los Estados Unidos,
se llama Eirik Raude y es una de las mayores plataformas
de perforación petrolera semisumergible
del mundo. Los capitalistas españoles,
con el beneplácito de los comunistas cubanos,
han rentado la plataforma a una compañía
Noruega por la suma de 195,000 dólares
diarios para perforar un pozo de petróleo
a unos 1,650 metros de profundidad en la llamada
Zona Económica Exclusiva del Golfo, ubicada
en el estrecho de la Florida.
Repsol lleva todo el riesgo en la operación
y de aparecer hidrocarburo deberá compartir
a partes iguales los beneficios de su comercialización
con La Habana. La perforación de este pozo
aparentemente es el primer gran objetivo alcanzado,
luego de varios años de trabajo, por los
servicios de inteligencia, cabildeo, propaganda
y relaciones internacionales de la dictadura en
el interés de financiar la exploración
de lo que podría ser la salvación
energética del castrismo. Dentro de ese
contexto es de notar que hace más de doce
meses una investigación de la Universidad
Rice, en el Estado de Texas, hizo noticia al asegurar
que compañías norteamericanas podrían
importar ''unos 2 millones de toneladas de gas
natural mediante un gaseoducto'' desde aguas territoriales
cubanas lo cual ``ayudaría a mejorar la
seguridad energética de los Estados Unidos''.
Casualmente, por igual época, Castro ofreció
personalmente en varios discursos las posibles
reservas de hidrocarburos en la zona cubana del
Golfo de México a las poderosas corporaciones
norteamericanas del petróleo. Finalmente,
el pasado 3 de diciembre el dictador fue absolutamente
explícito al publicar lo siguiente, en
una nota oficial que ha dado la vuelta al mundo:
``El gobierno de Cuba desea expresar que no existe
objeción alguna a que empresas petroleras
norteamericanas puedan participar en la exploración
y perforación en nuestra zona económica
exclusiva sobre bases de beneficio mutuo, como
ha ocurrido con los intercambios sostenidos entre
los agricultores y comerciantes estadounidenses
de productos alimenticios y nuestro país
durante los últimos dos años''.
Aparentemente todo está funcionando muy
bien para Castro pues, coincidentemente, una de
las mayores compañías estadounidenses
de servicios petroleros, Halliburton, se pronunció
a finales del año pasado a favor del levantamiento
de las sanciones económicas contra Cuba,
argumentando precisamente que empresas de otros
países les llevan la delantera a las de
Estados Unidos en ese mercado. Las expectativas
por los resultados que obtenga Repsol en Cuba
son muy grandes y están siendo seguidos
de cerca por otras trasnacionales petroleras,
especialmente por Sherritt International, de Canadá,
y la brasileña Petrobras, las cuales incluso
han realizados estudios y alquilado lotes en la
misma zona. Llama la atención que la perforación
petrolífera en la zona económica
exclusiva cubana del Golfo de México se
realizará cerca de la parte norteamericana
del mismo golfo, donde existe una moratoria a
las prospecciones de hidrocarburos para proteger
los recursos naturales de la península
de la Florida. Es por ello que las perforaciones
petroleras españolas en la parte cubana
del Estrecho de la Florida constituyen un peligro
para todo el ecosistema del norte caribeño,
máxime porque en dicha región fluye
la llamada corriente de la Florida, que con una
velocidad de cuatro nudos recorre la costa norte
occidental de Cuba y posteriormente sube hacia
el norte, bordeando los cayos y costas del sur
y este de la península norteamericana,
constituyendo un vehículo natural capaz
de trasladar posibles contaminantes.
Por ejemplo, cualquier tramo de costas en la
Península de Guanahacabibes, Varadero,
La Habana, Key West, South Beach, Miami o Biscayne
National Park podría ser fuertemente afectado
de ocurrir en el Estrecho de la Florida un desastre
parecido al del buque Prestige, que el año
pasado se hundió con 70,000 toneladas de
fuel oil a una profundidad de 2,300 metros y,
a pesar de estar a 245 kilómetros del litoral
español, contaminó más de
450 kilómetros de las costas gallegas,
afectando la ecología y la economía
de esa región. Para una mayor ilustración
del peligro, baste imaginar qué ocurriría
con los manatíes, los quelonios y la industria
turística si unos 100 kilómetros
del litoral floridano son embadurnados con cientos
de toneladas de alquitrán cubano.
Por ello la pregunta obligada es: ¿dónde
están los ecologistas? ¿Dónde
están Sierra Club, Nature Conservancy,
Environment 2004, Environmental Justice, Earth
Justice, Friends of Everglades, Citizen for a
Better South Florida y los otros? ¿Dónde
están el Gobernador, los alcaldes, los
representantes y los aspirantes mientras el Exxon
Valdez de Castro maniobra para tirar sus aceitadas
anclas frente a las costas de la Florida?
cubaeco@aol.com
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