Mensaje
de la esperanza para el año 2004 de Oswaldo Payá
Sardiñas
Puente
Informativo Cuba Miami,
2 de enero de 2003.
Este nuevo año será para los cubanos
lo que los cubanos seamos capaces de lograr. Por
eso no debe haber mejor propósito que éste:
"Ser protagonistas de nuestra propia historia".
Aquella frase popular de que "la vida está
al alcance de todos los bolsillos", quedó
sin sentido hace mucho tiempo. La mayoría
pobre, aún cuando tenga un salario en el
bolsillo, no tiene nada que valga. Se van generando
dos países dentro de Cuba. El abismo entre
una minoría privilegiada y una mayoría
pobre se hace mayor en nuestra sociedad.
Mayoría que no tiene nada que esperar,
cuando esos privilegiados desde su país
gritan al país de los pobres que "este
sistema social, político y económico,
es irrevocable".
Dentro de un orden sin derechos se ha generado
la injusticia social y la corrupción institucionalizada.
Es inaceptable que un trabajador no pueda cubrir
sus necesidades elementales, que la jubilación
represente el paso de la pobreza a la indigencia,
que buscar el pan de cada día sea una angustia
y hasta el riesgo de la cárcel para muchos
y que por otra parte, los que imponen este régimen
irrevocable y sin derechos sean ya los nuevos
empresarios, los nuevos capitalistas. Estos no
son teorías. Todo el pueblo sabe, aunque
no todo, de estos privilegios y sufre estas diferencias.
No es objetivo de este mensaje hacer una descripción
de la realidad de nuestro país. Queremos
llamar a la reflexión y al diálogo
a todos, cualquiera sea posición. Recordamos
lo que ya hemos proclamado: "Es mejor que
todos tengan derechos y no unos pocos todo el
poder y todos los privilegios".
Es esta realidad de injusticia y opresión
la que hace surgir la oposición pacífica
o disidencia en defensa del pueblo.
El movimiento de la disidencia cubana logró
un mayor alcance social y es, indiscutiblemente,
la expresión más auténtica
de los anhelos y preocupaciones de la mayoría
de los cubanos, que aún no se han expresado,
pero que desean cambios pacíficos para
Cuba.
Es ésa la causa de los encarcelamientos
arbitrarios y crueles que sufren nuestros hermanos.
Los prisioneros de la Primavera de Cuba y todos
los prisioneros políticos cubanos sufren
este confinamiento por defender los derechos de
los cubanos, por tratar de abrir nuevos horizontes
de libertad y una vida más digna para todos.
Altísimo es el precio que pagan ellos y
sus familias. Corresponde entonces a los padres
y madres de familias, a los jóvenes, a
todos los ciudadanos responder con la solidaridad
hacia los prisioneros políticos dando pasos
liberadores y uniéndose al movimiento cívico
que reclama los derechos de los cubanos y los
cambios pacíficos en nuestro país.
Quedarse en el lamento, el miedo, la simulación
y actuar solamente según intereses personales,
o limitarse a ser observadores, lejos de abrir
nuevas esperanzas lo que ha hecho es sepultar
aún más a los cubanos en la desventaja,
la humillación, la pobreza y la opresión.
Las iglesias, comunidades cristianas y miembros
de fraternidades también son llamados por
su pueblo para que contribuyan al diálogo
y defiendan los derechos de las personas. Nunca
hemos hablado con demagogias, ya que los cambios
pacíficos no son un asunto o un interés
particular de los disidentes, sino una necesidad
vital y urgente para todos los cubanos.
La solidaridad mostrada desde Europa y otras
partes del mundo con el pueblo cubano en su derecho
a los derechos, es el verdadero respeto a nuestra
autodeterminación y la contribución
para que los propios cubanos encontremos solución
a nuestros problemas. Lo que no vamos a pedir,
ni admitir nunca, es la complacencia o la complicidad
con la falta de respeto a los derechos de los
cubanos.
El Proyecto Varela demostró y sigue demostrando
que muchos cubanos son capaces de dar este paso
liberador y que ése es un camino que quiere
la mayoría, vivan dentro o fuera de Cuba.
Por eso, la campaña de recogidas de firmas
pidiendo un Referendo sobre el Proyecto Varela
continúa extendiéndose por todo
el país. Continúa a pesar de la
represión del gobierno y a pesar de la
alianza con esa represión que constituyen
los ataques llenos de tergiversaciones. Ofensas
y mensajes divisionistas, que algunos realizan
desde Miami y otros lugares. Los que hacen esto
no representan a la mayoría del exilio
y ni siquiera a una minoría, pero tienen
poder y recursos para hacer la propaganda que
confunde, divide y siembra el paralizante temor
al cambio.
Ahora, además de reclamar los derechos
es necesario diseñar el proceso de transición
pacífica. Partiendo de esta situación
tan compleja, en la que el pueblo está
en total desventaja y marginado, es necesario
que sea el propio pueblo quien diseñe la
transición. El Diálogo Nacional
es el proceso en el que el cubano va al encuentro
del cubano, para reflexionar juntos en un ambiente
de respeto a la diversidad y de reconciliación
para trabajar juntos y encontrar lo mejor para
Cuba.
Por eso sí se celebrará este Diálogo
Nacional entre cubanos, entre todos sin exclusiones.
No solamente se realizarán los cambios
en Cuba, sino que lo realizarán los propios
cubanos, por el camino que decidamos entre todos
en este Diálogo Nacional.
No aceptamos fatalismos, ni sentencias: Cuba
renacerá libre y en paz.
Ante el Señor de la Historia depositamos
los anhelos y esperanzas del pueblo cubano.
La Habana, 31 de diciembre del 2003.
Oswaldo José Payá Sardiñas.
Dado al Puente Informativo
Cuba Miami el 2 de enero de 2004.
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