SOCIEDAD
Fin de año: ¿Qué fiesta?
LA HABANA, enero (www.cubanet.org)
- Tal parece que las Navidades de alegría
y regocijo no volverán a Cuba en un buen
rato. Las de 2003 fueron nuevamente de recogimiento
y silencio.
Avidos transeúntes, en busca de algo distinto
para poner en la mesa, estuvieron hasta bien tarde
recorriendo tiendas y comercios vacíos
de ofertas el 24 de diciembre, día de reunión
en la familia cubana.
El objetivo central era comprar a un precio asequible
un pedazo del tradicional lechoncito, pues el
gobierno había prometido una rebaja. No
se podía contar con el alto costo de un
pollo en pesos devaluados; mientras, el pavo tuvo
que descartarse, pues no se vendía ni siquiera
en dólares.
Fue una burla. El régimen sacó
de sus arcas congeladas (para "tiempos de
guerra") unos enormes cerdos con grasa de
tres pulgadas a un precio "rebajado"
risible, convirtiendo la compra de un pernil en
el empeño de dos meses del salario promedio
de 250 pesos (10 dólares). Sin contar los
costos vegetales no tradicionales (la lechuga
brilló por su ausencia) y el aumento del
precio de los frijoles negros tradicionales.
La opción estaba clara: o había
cena el 24 o se postergaba para el 31, fin de
un año terrible para el cubano. El comercio
minorista, reflejo de la debacle económica
nacional, no se quedó atrás. Mal
abastecido durante 10 meses, sólo vendió
ron "peleón" los últimos
15 días de diciembre, también a
precios desorbitantes. La cerveza y el vino fueron
convidados de piedra, mientras las tiendas en
dólares tenían una oferta pobre
y cara.
Mientras los medios de difusión oficiales
cantaban loas al cumplimiento de planes y a toda
voz proclamaban una alegría inexistente,
el ceño adusto del cubano de a pie se reflejaba
hasta en el saludo: nadie felicitaba, sólo
se hacían votos por la salud y mejores
"cosas" para el 2004.
Y llegó el 31 de diciembre más
silencioso de los últimos 45 años.
Alguien recordó el de 1958 y se le dijo
que por lo menos entonces había esperanza,
pues era inminente un cambio. Las calles de La
Habana, de habitual bulliciosas, estaban desiertas
y semioscuras en un ominoso silencio, tanto en
los apartados barrios como en las céntricas
avenidas a medias iluminadas. En la televisión,
una película americana, "Charlie's
Angels", salvaba del tedio y la monotonía
de los "educativos" canales que, cuando
no transmiten "teques" políticos
ponen orquestas salseras.
A las 12 de la noche no se percibía en
la ciudad la llegada de un año nuevo. Pocas
casas iluminadas en un ritual de puertas adentro,
esperando "mejores cosas" en 2004, sin
definir abiertamente qué, pero nada de
lo que tenemos ahora. Ni fuegos artificiales hubo.
El día primero del año, el régimen
dictaminó que las orquestas salseras, los
roqueros convertidos y los raperos domesticados
aparecieran en "shows" bailables en
15 plazas de la ciudad, todos con música
políticamente correcta y bajo una abrumadora
vigilancia policial, como en el "protestódromo"
frente a la embajada americana en el Vedado.
Nada, que fue un triste fin de año. ¡Solavaya!
cnet/05
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