SOCIEDAD
Perros callejeros
(II)
Oscar Mario González,
Grupo Decoro
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - La adopción
de perros guardianes de raza tiene, además
de una dosis afectiva, una finalidad utilitaria.
Pero los más pequeños llamados de
compañía, y los "satos",
son beneficiados enteramente por el amor y el
cariño más sinceros de sus dueños.
Según el Departamento de Higiene y Epidemiología
del Ministerio de Salud Pública (MINSAP),
en el año 2002 se sacrificaron 103,237
de estos animales por no tener condiciones para
mantenerlos, y a pesar de los esfuerzos que hacen
los miembros y activistas de la Asociación
Nacional de Bienestar y Protección Animal
(ANIPIANT) para promover adopciones, éstas
son mínimas.
¡No es para menos! La gente no cree hallar
mucha diferencia entre la vida que lleva y la
del perro. Las cosas no están como para
andar criando animales; aunque se trate del mejor
amigo del hombre. Precisamente, al amigo se le
atiende y complace, y el dicho de que donde comen
tres comen cuatro hace muchos años que
perdió vigencia en Cuba. Ahora donde comen
tres suele no comer ninguno, si por comer entendemos
satisfacer a plenitud los reclamos del estómago.
La cuestión no es así cuando se
trata de perros de raza, de ésos que se
compran y venden en dólares.
En esto el hombre ha impuesto un racismo canino
con una escala de precios y valores que van desde
el gracioso salchicha que se adquiere del particular
por 10, 15, 20 dólares, hasta uno de pelea,
cuyo precio puede ser de cientos de dólares.
Éstos, aunque cuesten un ojo de la cara,
siempre serán una inversión rentable
si se tiene en cuenta que en las contiendas caninas
se suelen apostar miles de dólares y centenares
de miles de pesos.
Por supuesto, entre los más de 200 mil
perros callejeros que deambulan por las calles
de nuestros pueblos y ciudades (según estimados
del MINSAP) no se encuentran estos ejemplares
caninos favorecidos por un perruno destino mucho
más bondadoso.
Los callejeros son, por regla general, individuos
carentes de linaje racial, que perdieron su pureza
como consecuencia de perros amores marcados por
la poligamia, la promiscuidad y los amores incontrolables
de sus ancestros.
Son ellos los que deambulan tristes por las tristes
calles de los pueblos y ciudades de la entristecida
Isla. Cansados y enfermos sólo les queda
esperar la muerte como desenlace inevitable de
una existencia marcada por la indiferencia y el
abandono. Un día cualquiera acabarán
siendo víctima de los agentes de la zoonosis.
Serán arrojados junto a otros en las perreras,
a la espera de ser sacrificados, y de aquellos
días felices en que un amo les dio cobija
y alimentación sólo habrá
quedado un confuso recuerdo.
Sin embargo, en sus peores días de canes
callejeros no siempre anduvieron totalmente solos.
A veces tuvieron como compañeros a esos
ancianos a quienes también se les niega
el afecto doméstico. Porque en estos tiempos
en que tanto escasea el sentir y el querer, también
los ancianos suelen ser arrojados a la indiferencia,
aún dentro del hogar. En este sentido los
perros tienen la libertad de poder callejear mientras
que el anciano está impedido de hacerlo,
por la sencilla razón de que en un país
comunista se prohíbe la mendicidad. Aunque
falso, la ideología proclama que en tal
sociedad todos tienen asegurado un techo, un plato
de comida y sobrados afectos.
Como la supuesta panacea marxista es incapaz
de proteger a humanos y perros, y como la población
de estos últimos crece y se multiplica,
y con ello el número de callejeros, el
gobierno propone el control de la reproducción.
Se cree que la esterilización de las perras
sería una solución. ANIPIANT arma
"hospitales de campaña" en las
localidades para efectuar las ligaduras. Pero
esto, entre otras cosas, tiene muy poca divulgación,
pues nunca le he oído a nadie hablar de
estos hospitales de campaña.
Mientras tanto, en esta Isla hecha para el boniato,
la yuca y la calabaza, el aumento de la población
canina causa alarma y desasosiego, a pesar de
que los perros "nuevos" ya ni siquiera
claman por un hueso, sino que, como buenos "revolucionarios",
se conforman con un boniato, una yuca o una calabaza.
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