CULTURA
Memoria ultrajada
Richard Roselló
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - Ada López
sintió ultrajada la memoria del esposo
cuya vida fue segada por una penosa enfermedad
a poco de cumplir 71 años.
Ni honores concedidos ni coronas de flores depositó
el gobierno de La Habana en tributo al fallecimiento
de Lino Borges, la figura más importante
del bolero en Cuba y uno entre los buenos, en
América y el mundo.
El padre ejemplar, laborioso trabajador
militante del Partido. El que se entregó
con devoción durante medio siglo a la música
seguida aún por las presentes generaciones,
terminó a la sombra de un fugaz olvido.
Sin embargo, otros pintan un cuadro diferente.
Granma del 29 de agosto del pasado año
dijo que "su sepelio constituyó una
sobrecogedora expresión de duelo popular".
Según testigos, el bolerista Lino Borges
fue cortejado a la tumba por unas cien personas
en su natal Batabanó, una mañana
del jueves 29 de agosto de 2003.
La noticia de su muerte no pasó del marco
familiar y algunos amigos. Comentarios de la calle
afirman que no hubo difusión en los medios
de comunicación. Nada se habló sobre
el estado grave de su salud en los cinco días
que permaneció en el hospital Covadonga,
en la capital.
Al fallecer, el cadáver se trasladó
al lugar de su nacimiento, Batabanó, donde
reside su familia.
Con razón, un batabanoense amigo de la
infancia se cuestiona: "¿De qué
multitud habla ese periodista que escribió
desde lejos una breves para el periódico
oficial? Al entierro de Lino Borges faltó
el sector de la cultura nacional. No hubo miembros
de la Unión de Escritores y Artistas de
Cuba (UNEAC), a la que pertenecía. Ni funcionarios
del Ministerio de Cultura, del Intitulo Cubano
de Radio y Televisión (ICRT), la prensa
o dirigentes del Partido".
Por iniciativa de la familia y gracias al apoyo
del gobierno local junto al Sectorial de Cultura,
Lino Borges tuvo un entierro modesto y fugaz.
Lino nació el 8 de agosto de 1932 en Batabanó,
donde inició los primeros pasos artísticos.
En la década de 1950 fundó el conjunto
Rumbahabana convirtiéndose en el artista
exclusivo del famoso Cabaret Nacional en las calles
Prado y San Rafael. Más tarde integró
el grupo Saratoga con la que inició una
amplia carrera de triunfos.
Lino, diría la crítica, fue "un
joven que cantaba lindo en su pueblo, y por esa
misma razón conquistó la isla entera".
Tanto que viajó por el mundo con popularidad
y obtuvo premios, como un disco de oro por los
25 años del Bolero, entregado en Venezuela.
Algunos seguidores estiman que grabó más
de cien números musicales, entre ellos
"Vida consentida", "Moriré
de Amor", "Morir soñando",
"Corazon de Cristal".
Alguien lo calificó como el bolerista
más versátil de Cuba. Su carrera
comenzó con la interpretación de
piezas españolas, luego rancheras mejicanas.
Cantó guarachas. Incursionó en la
rumba y cultivó el son. Pero fue el bolero
su gloria de inconfundible sello.
A siete meses de su muerte, su pueblo querido
se afana en conservar su música. La Peña
del Bolero ha sido lo más elocuente para
recordar el olvido
|