PRENSA INTERNACIONAL
Febrero 18, 2004

Ejes de la política futura en Cuba (I)

Jorge Hernández Fonseca. El Nuevo Herald, 17 de febrero de 2004.

Cuanto más débil se presenta el tambaleante régimen dictatorial cubano, más arrecia su estrategia para aferrarse al poder absoluto que disfruta hace 45 años, estimulando y promoviendo las contradicciones existentes entre sus opositores políticos. Capítulos importantes de estas diferencias lo constituyen: la polémica entre los luchadores dentro de la isla y los exiliados, el diferendo entre EEUU y Europa por su influencia en Cuba y la anticipada lucha política entre las tendencias de derecha e izquierda de los distintos grupos opositores.

Es innecesario decir que estas contradicciones benefician al dictador, que por haberse dedicado a la retórica de la difamación, ha perdido ya su capacidad de argumentar. Por ello --y como una contribución en este campo-- se estima necesario hacer algunas consideraciones al respecto, con espíritu constructivo más que como un factor adicional de confrontación.

En las condiciones actuales, cuando Europa y EEUU luchan sordamente por el control de la transición democrática en Cuba, un grupo de cubanos dentro y fuera de la isla se empeñan en llevar al ''ruedo nacional'' la diferencia existente entre ''los de fuera'' y ''los de dentro'', mezclándola con componentes ideológicos polarizados de la izquierda y la derecha.

La preocupación geopolítica con los intereses norteamericanos y europeos no debe enfocarse --por un lado-- partiendo de los remanentes del espíritu antinorteamericano que la dictadura ha tratado de sembrar en nuestras mentes, o de los rencores contra Europa (España) derivados del uso que ha hecho de la debilidad económica por la que atravesamos, pactando con el dictador cubano el apartheid económico que actualmente padecemos. Este enfoque geopolítico debe ser un análisis maduro y objetivo, centrado en las consecuencias desfavorables que para la isla tendría una dependencia exterior que lesione y comprometa su futuro económico, político y comercial, o que tienda a frenar el establecimiento de una Cuba democrática ya.

Toda esta situación se ha visto potenciada recientemente, cuando un alto funcionario del Departamento de Estado norteamericano exteriorizó el criterio --no se sabe si oficialmente-- de que el exilio debería desempeñar un papel ''instrumental'' durante el proceso de transición. Casi en paralelo con lo anterior, una funcionaria de la cancillería española expresaba en Madrid sus opiniones de cómo debería sucederse la transición cubana, pidiendo ''cordura'' al exilio.

Son las potencias en pugna por la isla, intentando controlar la fuerza cubana existente en el exterior, teniendo como equivocada hipótesis subyacente que los cubanos del interior serían más fácilmente controlables por su historia de 45 años de sumisión. Irak demuestra lo contrario.

Nada en contra con que altos funcionarios de ambos gobiernos, representando las potencias en lucha por el control de la sucesión cubana, tengan criterios sobre el fin de la dictadura. Eso sin embargo no quiere decir que concordemos con lo expresado por ambos ''observadores'' (no muy imparciales) del acontecer político nacional y que actuemos con independencia de ambos.

En paralelo con este ''ruido'' externo al sistema libertario cubano actual, se recrudece la lucha de las posiciones políticas del futuro democrático cubano, materializándose ya --antes de tiempo-- un diferendo perjudicial entre la ''derecha'' y la ''izquierda'' existentes hoy dentro de la oposición cubana, que tienden a nuclearse (no del todo) alrededor de las potencias en pugna.

Si sumamos el frente de lucha ''dentro-fuera'' con los intereses geopolíticos de las potencias que aspiran a decidir el futuro de Cuba y la suma la mezclamos con la divergencia de los intereses políticos ''derecha-izquierda'', tendremos el complejo panorama en el que se mueven los tres ejes principales sobre los que trabajan las líneas políticas opositoras cubanas actuantes hoy día.

El control de las manifestaciones argumentales y efectivas que Europa y EEUU decidan ejecutar para garantizar sus objetivos en el futuro de la isla está totalmente fuera de las posibilidades de la oposición cubana, a no ser el hecho elemental de tratar de evitar dar oxígeno a ese fuego. Armas en esta lucha lo constituyen el embargo, las inversiones europeas en Cuba, la autorización de viajes de norteamericanos a la isla y la normalización de relaciones con Europa.

¿Pero y los otros dos ejes?

Exiliado cubano en Brasil. Profesor de la Universidad de Belem.

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