PRENSA INDEPENDIENTE
Febrero 17, 2004

DESDE LA CARCEL
Cochicárcel

Normando Hernández, condenado a 25 años de prisión, que cumple en la prisión Kilo 5 1/2 de Pinar del Río. Reside en la ciudad de Camagüey.

CARCEL DE BONIATO, Santiago de Cuba - ¿Qué nombre le daremos? Manicomio, por el alto nivel de desequilibrio mental. Cementerio de hombres vivos, porque te matan lentamente. Basurero, por considerarse inmundicia, desperdicios de la sociedad a los que arrojan aquí. Cochiqueras, por ser tratados como puercos malolientes y alimentarlos con sancocho. Cualquiera de estos nombres pudiera ser. Pero me gusta uno compuesto. ¿Por qué no llamarle a las prisiones cochicárceles?

Sí, amigo. Cochicárcel es la denominación más adecuada para dar una idea de las mazmorras en la Mayor de las Antillas. Esta palabra compuesta sólo significa que los presos en Cuba se encuentran recluidos en condiciones similares a los cerdos en las cochiqueras. Digo similares, porque estoy seguro de que los marranos viven mejor en las pocilgas que los reclusos en las prisiones.

Para aquellos incrédulos que lejos de aquí se cuestionen tal afirmación, vale enumerar algunos detalles.

Los cochipresos del régimen penal de Boniato, en la cochicárcel de Santiago de Cuba, viven hacinados en una celda que sólo les da 83 centímentros de ancho por 125 centímetros de largo de movimiento libre. se alimentan de bollo de vaca, chorote, burundanga y otros nauseabundos manjares.

Paso a explicar la composición de estos alimentos -si es que se les puede llamar alimentos- que mantienen a los reclusos -si es que se le puede llamar vida a la existencia de estas personas.

El chorote es maíz tostado y cocinado con agua. Se les da a los cochireos en el desayuno, y en algunas ocasiones es sustituido por harina de trigo disuelta en agua con azúcar sin refinar. A este chorote se le añade una pequeña ración de pan.

En los almuerzos y comidas se turna como plato fuerte el bollo de vaca. Como su nombre lo indica, está compuesto por el bollo de la vaca convertido en pasta. Es de color blanco. A veces lo sustituye la apestosa burundanga, que dicen estar elaborado con vísceras de res, pero se sospecha que entran en su composición los cascos y los excrementos.

Como plato fuerte también hace su entrada la tenca, un pescado famoso por su mal olor y sabor.

Hay que tener en cuenta que todos estos comestibles, además, los traen cada cierto tiempo en franco estado de descomposición.

De guarnición podemos saborear la sopa sin fideos y de sustancia de harina de trigo o un buen potaje sin frijoles. En honor a la cocina italiana nos ofertan coditos hervidos en sal, blancos como el papel. Ocasionalmente nos dan carne molida, de ese animalito que nadie ha visto y se llama soya.

Hasta aquí la descripción a grandes rasgos de cómo alimentan a los cochipenados en la cochicárcel de Boniato. Es bueno señalar que todas estas inmundicias son consideradas por la dirección y la reeducación del cochipenal como un derecho que tienen los cochireos.

También les contaré cómo se violan las reglas mínimas para el trato a los cochireclusos en la cochicárcel de Boniato.

En primer lugar, estamos cumpliendo la sanción a cientos de kilómetros de nuestros hogares. Vivimos en una celda oscura. Nos dan sol una hora de lunes a viernes. La visita es cada tres meses, sólo dos horas con dos de nuestros familiares. Nos prestan a nuestras esposas tres horas cada cinco meses en un pabellón conyugal con poca privacidad. La correspondencia la recibimos abierta, y nos obligan a entregarla abierta. La asistencia médica es pésima y hay que estar grave para acceder a asistencia especializada. Nos llevan al hospital con las manos esposadas, con grilletes en los pies y escoltados por perros. No tenemos acceso a la prensa ni a la televisión. Un cochipreso de conciencia es tratado igual que un cochireo sancionado a pena de muerte por fusilamiento. Nos prohíben la asistencia religiosa, nos amenazan, nos ofenden, nos faltan el respeto. Tratan de humillarnos y desacreditarnos.

Soy un cochipreso de conciencia, sancionado a 25 años de privación de libertad por ejercer el periodismo de forma independiente en Cuba.

Por el momento, sólo me queda invitarlo a que saque sus conclusiones y a visitar un cochipenal en la Isla de los Hermanos Castro.



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