POLITICA
América Latina y
el dolor de Cuba (II)
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org)
- Como solitaria ha sido la condición isleña
de Cuba con su racimo de cayos e isletas a cuestas
en su interminable navegar por las aguas del Golfo,
así también de solitarios han sido
sus empeños por liberarse de la tiranía
que la oprime por casi medio siglo.
En 1962 el gobierno de Cuba fue suspendido de
la OEA por una estrecha mayoría a pesar
de que a principios del año anterior se
había declarado socialista, y como si el
término fuera muy generalizador e impreciso,
a fines del mismo año el máximo
líder cubano se anunciaba como marxista-leninista
convencido. Pero este mismo año de 1962
tenía lugar la crisis de los misiles, y
se puso de manifiesto el peligro inminente que
para el continente representaba el régimen
comunista cubano. Ello, y la presión ejercida
por el gobierno norteamericano, sumado al incremento
de las acciones guerrillero-terroristas en el
continente promovidas por Cuba, hizo que en 1964
la OEA votara a favor del rompimiento de relaciones
con el régimen de la Isla. Los países
que aún tenían relaciones las suspendieron,
excepto México.
México fue el único país
del continente que se negó a romper relaciones
con el castrismo en 1964, alegando razones de
soberanía y autodeterminación. Postura
falsa y ambivalente, porque la nación azteca
fue la más activa opositora de la dictadura
de Pinochet, mientras que hacia el régimen
totalitario cubano ha practicado una amistad cómplice
e indiferente al dolor del pueblo de la Isla.
Del pueblo mexicano siempre nos ha llegado su
amor, y no pocos cubanos han peregrinado por la
patria de Hidalgo y Morelos, encontrando siempre
muestras de afecto y comprensión. Pero
sus gobiernos, al practicar de manera selectiva
el principio de autodeterminación, han
resultado ser útiles aliados del castrismo
en sus intentos de eternizar la opresión
y el control sobre el pueblo de Cuba.
Luego del fracaso castrista por crear un polvorín
permanente en Latinoamérica, evidenciado
con la muerte del guerrillero argentino en los
montes bolivianos, y el fracaso mayúsculo
de la Zafra de los Diez Millones, el régimen
aceptó el regaño de la Unión
soviética y decidió actuar con mayor
obediencia y sumisión, bajo la égida
de la mayor potencia del mundo comunista. Ello,
unido a un evidente entendimiento entre la entonces
URSS y los Estados Unidos respecto a Cuba, creó
un clima de distensión continental hacia
el castrismo.
Los gobiernos de Ford y Carter marcaron el momento
en que la distensión fue mayor. Sobre todo
en el gobierno de este último, cuando se
abrieron sendas oficinas de intereses en Washington
y La Habana, y tuvieron lugar los primeros encuentros
entre los cubanos de la Isla y sus hermanos "gusanos",
que ahora surcaban los cielos convertidos en mariposas
proveedoras de dólares.
Bajo tales condiciones los gobiernos latinoamericanos
fueron ensanchando sus relaciones con el castrismo,
aguijoneados por las izquierdas de sus países,
cuyas facciones más exacerbadas pugnan
para que los gobiernos apoyen los atropellos del
castrismo. Así pues, la política
de los gobiernos del continente hacia Cuba a veces
entra en franca complicidad con el régimen
de la Isla, cediendo a la presión de la
ultra izquierda, y otras veces favorece a la lucha
de los cubanos, por la existencia de los Estados
Unidos. Raras veces conminados por el deber de
defender la justicia y a la democracia, ideales
por los cuales se dicen inspirados y de los cuales
se proclaman defensores.
Tras la caída del totalitarismo marxista
en Europa, el movimiento opositor cubano, heredero
de las mejores tradiciones de lucha de nuestro
pueblo, viene intensificando una encomiable lucha
por restaurar la democracia en nuestro país.
Paralelamente, el régimen ha aumentado
su crueldad y represión. Muestra de tal
represión ha sido el encarcelamiento de
periodistas y opositores pacíficos y el
fusilamiento de tres jóvenes durante la
pasada primavera.
Mientras tales hechos suscitaban una ola de rechazo
y condena en el resto del mundo, los gobernantes
de América Latina se abstenían de
condenar al régimen cubano por violar los
derechos humanos en la pasada reunión de
la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.
La reciente Cumbre Interamericana reunida en Bolivia
no dijo una sola palabra de denuncia, ni tampoco
lo hizo la reciente Cumbre Extraordinaria de las
Américas, celebrada en Monterrey, México.
Prácticamente los únicos funcionarios
del mundo occidental que siguen visitando Cuba
son de América Latina. Al gobernante cubano
se le sigue invitando a la toma de posesión
de los presidentes electos de la región.
El pueblo cubano se pregunta: ¿Dónde
está América Latina que parece sorda
al dolor de los cubanos? cnet/03
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