PRENSA INDEPENDIENTE
Febrero 5, 2004

POLITICA
América Latina y el dolor de Cuba (II)

LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - Como solitaria ha sido la condición isleña de Cuba con su racimo de cayos e isletas a cuestas en su interminable navegar por las aguas del Golfo, así también de solitarios han sido sus empeños por liberarse de la tiranía que la oprime por casi medio siglo.

En 1962 el gobierno de Cuba fue suspendido de la OEA por una estrecha mayoría a pesar de que a principios del año anterior se había declarado socialista, y como si el término fuera muy generalizador e impreciso, a fines del mismo año el máximo líder cubano se anunciaba como marxista-leninista convencido. Pero este mismo año de 1962 tenía lugar la crisis de los misiles, y se puso de manifiesto el peligro inminente que para el continente representaba el régimen comunista cubano. Ello, y la presión ejercida por el gobierno norteamericano, sumado al incremento de las acciones guerrillero-terroristas en el continente promovidas por Cuba, hizo que en 1964 la OEA votara a favor del rompimiento de relaciones con el régimen de la Isla. Los países que aún tenían relaciones las suspendieron, excepto México.

México fue el único país del continente que se negó a romper relaciones con el castrismo en 1964, alegando razones de soberanía y autodeterminación. Postura falsa y ambivalente, porque la nación azteca fue la más activa opositora de la dictadura de Pinochet, mientras que hacia el régimen totalitario cubano ha practicado una amistad cómplice e indiferente al dolor del pueblo de la Isla. Del pueblo mexicano siempre nos ha llegado su amor, y no pocos cubanos han peregrinado por la patria de Hidalgo y Morelos, encontrando siempre muestras de afecto y comprensión. Pero sus gobiernos, al practicar de manera selectiva el principio de autodeterminación, han resultado ser útiles aliados del castrismo en sus intentos de eternizar la opresión y el control sobre el pueblo de Cuba.

Luego del fracaso castrista por crear un polvorín permanente en Latinoamérica, evidenciado con la muerte del guerrillero argentino en los montes bolivianos, y el fracaso mayúsculo de la Zafra de los Diez Millones, el régimen aceptó el regaño de la Unión soviética y decidió actuar con mayor obediencia y sumisión, bajo la égida de la mayor potencia del mundo comunista. Ello, unido a un evidente entendimiento entre la entonces URSS y los Estados Unidos respecto a Cuba, creó un clima de distensión continental hacia el castrismo.

Los gobiernos de Ford y Carter marcaron el momento en que la distensión fue mayor. Sobre todo en el gobierno de este último, cuando se abrieron sendas oficinas de intereses en Washington y La Habana, y tuvieron lugar los primeros encuentros entre los cubanos de la Isla y sus hermanos "gusanos", que ahora surcaban los cielos convertidos en mariposas proveedoras de dólares.

Bajo tales condiciones los gobiernos latinoamericanos fueron ensanchando sus relaciones con el castrismo, aguijoneados por las izquierdas de sus países, cuyas facciones más exacerbadas pugnan para que los gobiernos apoyen los atropellos del castrismo. Así pues, la política de los gobiernos del continente hacia Cuba a veces entra en franca complicidad con el régimen de la Isla, cediendo a la presión de la ultra izquierda, y otras veces favorece a la lucha de los cubanos, por la existencia de los Estados Unidos. Raras veces conminados por el deber de defender la justicia y a la democracia, ideales por los cuales se dicen inspirados y de los cuales se proclaman defensores.

Tras la caída del totalitarismo marxista en Europa, el movimiento opositor cubano, heredero de las mejores tradiciones de lucha de nuestro pueblo, viene intensificando una encomiable lucha por restaurar la democracia en nuestro país. Paralelamente, el régimen ha aumentado su crueldad y represión. Muestra de tal represión ha sido el encarcelamiento de periodistas y opositores pacíficos y el fusilamiento de tres jóvenes durante la pasada primavera.

Mientras tales hechos suscitaban una ola de rechazo y condena en el resto del mundo, los gobernantes de América Latina se abstenían de condenar al régimen cubano por violar los derechos humanos en la pasada reunión de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. La reciente Cumbre Interamericana reunida en Bolivia no dijo una sola palabra de denuncia, ni tampoco lo hizo la reciente Cumbre Extraordinaria de las Américas, celebrada en Monterrey, México.

Prácticamente los únicos funcionarios del mundo occidental que siguen visitando Cuba son de América Latina. Al gobernante cubano se le sigue invitando a la toma de posesión de los presidentes electos de la región. El pueblo cubano se pregunta: ¿Dónde está América Latina que parece sorda al dolor de los cubanos? cnet/03



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