Cuba/EE.UU.: guerra de carteles
Nuevos carteles y música
a todo volumen hacen parte de la nueva estrategia
del gobierno de Cuba contra las oficinas de Intereses
de Estados Unidos en la isla caribeña.
Terra
Argentina, Buenos Aires,
23 de diciembre de 2004.
La pugna entre el gobierno de La Habana y la
sección de intereses estadounidense continua
después que el delegado James Cason colocara
un gran cartel con el número 75, en alusión
a los disidentes presos en la isla.
Esta vez, se instaló una gran caricatura
de Cason montado sobre un trineo con una leyenda
alusiva a los derechos humanos, en las afueras
de la oficina estadounidense.
El dibujo fue colgado en un edificio al costado
de la representación de ese país
y tiene una leyenda que dice "¿Ca-son
los derechos humanos?".
El nuevo letrero muestra la figura del presidente
estadounidense, George W. Bush, vestido de Papá
Noel, y a un soldado estadounidense con un monograma
colgado del hombro en el que se lee "Base
penal de Guantánamo".
Días antes, el gobierno cubano respondió
con dos letreros gigantes frente al número
75, con fotografías de torturas a prisioneros
iraquíes, acompañado por un texto
que decía "fascistas made in USA"
y junto a ello una esvástica nazi.
Un arsenal de ideas
El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba,
Felipe Pérez Roque, señaló
que su gobierno cuenta con "un arsenal de
ideas para encarar las últimas acciones
subversivas de la oficina diplomática que
representa los intereses de Washington en La Habana".
Pérez Roque señaló, en una
reunión parlamentaria, que contaban con
ideas que serían dadas a conocer en su
momento oportuno.
Cuba ha pedido el retiro de los adornos y del
letrero con el numero 75, pero según declaró
Cason la semana pasada, las decoraciones "permanecerán"
hasta final del año.
Otras acciones
Los dibujos y las caricaturas no fueron suficientes.
En el suelo del Malecón, un grupo de caricaturistas
cubanos dibujó un águila a la que
llamaron "Súper B", por la inicial
del apellido del presidente de EE.UU., George
W. Bush.
También se colocó en un altoparlante
la música de cantautores cubanos vinculados
al gobierno.
Los parlantes fueron colocados en los postes
de luz cerca a las oficinas estadounidenses.
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