Lula
transitará la cuerda floja en su visita a Castro
El presidente de Brasil oscilará entre
su vieja amistad con el cubano y su distanciamiento
político actual
Infoabe,
23 de septiembre de 2003.
La vieja y la nueva izquierda de América
latina se encontrarán frente a frente esta
semana cuando el presidente de Brasil, Luiz Inácio
Lula da Silva, visite a su par cubano, Fidel Castro,
ocasión que servirá tanto para rememorar
luchas compartidas como para comprobar el modo
en que el tiempo ha ido cambiando las circunstancias.
Lula, el ex lustrabotas y operario de fábrica
que alcanzó la primera magistratura y que
hoy enfrenta críticas de los sectores más
radicalizados de su partido -que lo acusan de
defender "un proyecto neoliberal"-,
pondrá a prueba su delicada relación
con los Estados Unidos cuando afronte -si es que
finalmente lo hace- la espinosa cuestión
de la democracia y los derechos humanos con su
homólogo caribeño.
Los analistas señalan que el viaje de
Lula a Cuba responde a cuestiones de amistad,
antiguas lealtades y oportunidades comerciales,
aunque no deja de encerrar ciertos peligros y
riesgos potenciales, considerando especialmente
el anhelo del presidente de Brasil de desempeñar
un papel clave como estadista internacional y
el hecho de que Castro venga perdiendo amigos
a pasos acelerados y haya frustrado a muchos de
sus socios comerciales tras una seguidilla de
actos de represión contra los disidentes.
Preocupación llamada Fidel
Mientras Castro fustiga continuamente a Washington,
Lula recibió repetidos elogios de parte
de las máximas autoridades de los Estados
Unidos. Sin embargo, el viaje a Cuba del mandatario
brasileño de los días 26 y 27 podría
fomentar la indignación de algunos sectores
norteamericanos profundamente anticastristas.
Por cierto, ambos líderes latinoamericanos
son amigos de larga data, de modo que Lula tendrá
que desempeñar un riesgoso acto de malabarismo
en el viaje a La Habana si es que quiere fortalecer
su nueva imagen moderada y manejar con habilidad
la relación de Brasil con Washington, indicaron
analistas.
Celso Amorin, ministro de Asuntos Exteriores
brasileño, respondió, al preguntársele
si Lula abordaría los temas más
espinosos, que la política de Itamaraty
con respecto a Cuba siempre ha sido mostrar que
"el aislamiento no es la mejor manera de
contribuir con los derechos humanos y la democracia".
Por otro lado, Kennedy Alencar, periodista del
diario Folha de Sao Paulo, indicó que los
diplomáticos brasileños están
preocupados por la posibilidad de que una manifestación
de bienvenida que planea Castro se convierta en
una protesta antinorteamericana. "La mayor
preocupación para la diplomacia brasileña
se llama Fidel Castro", admitió Alencar.
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