POLITICA
¿Obnubilados
por la propaganda?
LA HABANA, septiembre (Miriam Leiva / www.cubanet.org)
- ¿Qué funciona mejor en Cuba: la
represión o la propaganda? Puede afirmarse
que la represión, pero la propaganda la
complementa.
Busca la propaganda sustraer la atención
de los cubanos, que arrostran carencias y desesperanzas.
Infundir el miedo, y lograr que sea un sentimiento
congénito, luego de 45 años de "estado
benefactor", todopoderoso y omnipresente.
Distraer a la opinión pública internacional.
Alejarla de los problemas fundamentales que atraviesa
el país hoy:
- 75 prisioneros de conciencia, sometidos a condiciones
infrahumanas; verdaderas torturas físicas
y psicológicas, así como varios
cientos de prisioneros políticos.
- Crisis económica y social, reflejada
en subalimentación y malnutrición,
salarios miserables, producción y transporte
colapsados, carencia de inversiones y divisas,
peso devaluado y dolarización, precios
exorbitantes.
- Pérdida de valores humanos elementales.
En los últimos días, la propaganda
intenta acallar el eco de la contundente Instrucción
Teológico-Pastoral Católica: "La
Presencia Social de la Iglesia", emitida
el 8 de septiembre, Festividad de la Virgen de
la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba.
Al parecer, los temas para la propaganda se han
agotado. Los sondeos de los Equipos de Opinión
del Pueblo, pertenecientes al Partido Comunista,
pueden haber reflejado cansancio y desinterés
por las consignas repetidas millones de veces;
o admiración por lo censurado y prohibido.
La asomada represiva de la primavera sobre 75
pacíficos defensores de los derechos humanos,
economistas y periodistas independientes y opositores
logró la admiración popular hacia
los cubanos con valor, y el desprecio a los juicios
amañados y las desmedidas penas de prisión.
En Cuba, la sociedad está permeada por
los agentes de la Seguridad del Estado. Eso crea
desconfianza y temor. Sin embargo, las sospechas
permanentes no pueden inculpar a cuanta persona
se acerca ni paralizar el pensamiento y la acción
pacífica, como pretenden las autoridades
a través de la policía política.
Tal proceder serviría los propósitos
inmovilistas de un régimen totalitario,
cuya sádica represión denota pánico
ante su debilidad y la fortaleza la creciente
parte contestataria de la sociedad.
No nos dejemos deslumbrar por la nueva estrategia
de libros, videos y mesas redondas en la televisión
sobre algún disidente. El sensacionalismo
noticioso está reñido con el análisis
equilibrado acerca del trascendental proceso en
curso.
Que se dé la oportunidad de expresarse
públicamente a todos los injuriados, incluidos
los 75 prisioneros de conciencia, si es cierto
que en la "Isla de la Libertad" existe
la "sociedad más democrática
del mundo", como señalara recientemente
Ricardo Alarcón de Quesada, presidente
de la Asamblea Nacional.
No puede caerse en la trampa de dejar desprotegidos
a los indefensos reos en sus mazmorras, a los
familiares, y a todo el pueblo de Cuba.
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