ECONOMIA
Disposición
gubernamental afecta abastecimiento de productos
agrícolas
LA HABANA, 9 de septiembre (www.cubanet.org)
- Desde este lunes 1 de septiembre muchos de los
mercados agropecuarios no estatales están
cerrados o tienen muy pocos productos que ofrecer.
Al parecer, los vendedores por cuenta propia están
manifestando su reacción a una disposición
gubernamental, emitida ese mismo día, que
decreta una rebaja en los precios de los productos
agrícolas.
El cierre de estos pequeños centros de
venta de productos agrícolas ha creado
un gran desabastecimiento. Y la situación
es tal que en el municipio El Cotorro, el jueves,
los dueños de esos pequeños comercios
fueron citados a una reunión en las oficinas
municipales del Partido Comunista para decirles
que si no abrían, aunque fuera para vender
un solo producto, se iba a considerar su actitud
como una huelga, y en consecuencia se les retiraría
la licencia de venta.
En otros municipios, los inspectores estatales
del comercio interior han visitado a estas personas
en sus domicilios o en los lugares de venta para
decirles que si no abren les será retirada
la licencia.
La disposición gubernamental estableció
rebajas entre el 20 y 30 por ciento para algunos
productos. Y para otros, que se vendían
por unidades, como los plátanos frutas
y viandas (preferentemente para freír),
se ordena la venta en libras. El precio bajó
más de un 50 por ciento.
La medida parece ser beneficiosa para la población,
pero el resultado no lo ha sido tanto. Los mercados
no estatales, "puestecitos de viandas",
como se les conoce en Cuba, están dentro
del área de las barriadas, de fácil
acceso a la población, y normalmente están
bien abastecidos. Las personas que venden en ellos
son dueñas de pequeñas fincas -en
Cuba el 80 por ciento de la tierra es propiedad
del Estado- o co-dueños, o hijos del dueño;
es decir, que de alguna forma están vinculados
con la tierra. De otra forma no están autorizados
a vender sus productos.
Por su parte, en los puestos estatales que venden
fuera de la libreta de racionamiento -en los que
se vende de forma racionada y a menor precio-
prácticamente nunca hay nada. Existe si
acaso uno para una gran zona de viviendas y no
siempre tienen los productos necesarios. El pasado
viernes, en Altahabana, no había quien
consiguiera en ellos algo tan simple como ajíes,
cebollinos y cebollas.
Vendedores particulares alegan que a los precios
fijados por el gobierno es imposible vender, porque
no obtendrían ninguna ganancia, ya que,
aseguran, tienen que pagar entre 30 y 40 pesos
por jornada a los hombres que trabajan el campo
y 50 a los que cuidan los productos por las noches
para que no se los roben. "De otra forma",
señaló un campesino, "no encontraríamos
a nadie para esos trabajos porque el campo es
duro".
Los campesinos privados dicen que tienen que
pagar, además, la bolsa de fertilizantes
a 150 pesos en el mercado subterráneo porque
el Estado o no les vende fertilizante, o les vende
muy poco. Pero por encima de todo eso, parece
estar, y en eso coincidieron todos con los que
hablé, el hecho de que no quieren aceptar
que alguien se arrogue el derecho de ponerle precios
a sus productos.
La disposición termina, en primer término,
con la ley de la oferta y la demanda que se estaba
aplicando desde que el Estado autorizó,
por segunda vez en varias décadas (la segunda,
después del derrumbamiento del socialismo
en Europa) el mercado agropecuario campesino.
Los precios realmente eran muy altos, incluidos
los del mercado agropecuario estatal, pero algo
que también alegan estos campesinos-comerciantes,
es que ellos ahora tienen que bajar los precios,
pero que el Estado no baja los precios (muy altos)
de las tiendas que venden en dólares, las
únicas, exceptuando los mercados de productos
agrícolas, donde se pueden adquirir permanentemente
los artículos de primera necesidad.
La situación actual es novedosa. Este
forcejeo entre gobierno y pequeños comerciantes-campesinos
es algo desconocido para las generaciones nacidas
bajo el régimen comunista.
Veremos qué sucede en los próximos
días, porque si algo ha demostrado el estado
cubano es que es muy represivo y altamente ineficiente
en cuestiones económicas, sobre todo su
ineficiencia se hace proverbial cuando se trata
de la producción de alimentos para la población.
Por su parte, los campesinos con los que he conversado
dicen que prefieren que los productos se pierdan
en el campo antes que venderlos a los precios
que el gobierno ha dispuesto. cnet/13
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