LABORALES
Cuba:
trabajo y "fidelidad"
LA HABANA, septiembre (www.cubanet.org) - La
lealtad a la revolución, o al menos aparentar
que se es revolucionario, sigue siendo un requisito
imprescindible en la Cuba actual para conseguir
un buen trabajo.
Es común ver a los jóvenes que
solicitan empleo en el turismo, comunicaciones
y otras empresas consideradas importantes por
el gobierno, protestar por el requisito previo
de ser incondicional con el sistema, menospreciando
la profesionalidad de muchos.
Uno de esos requisitos son los de poseer cartas,
avales o recomendaciones de militantes del Partido
Comunista, del ministerio del Interior, de las
Fuerzas Armadas Revolucionarias o de los Comités
de Defensa de la Revolución (CDR) que atestigüen
que el empleado es un ejemplo "digno de revolucionario".
La opinión del CDR puede ser una de las
decisivas en el caso de alguien que esté
buscando trabajo. Aunque últimamente ha
pasado a ser una institución fantasma o
decorativa, sigue siendo efectiva la opinión
que alguna jefa del CDR o de vigilancia tenga
sobre el solicitante que vive en su barrio.
Ejemplo de ello es la experiencia que me relató
un licenciado en Ingeniería Industrial
que hacía una larga cola para pedir planillas
de trabajo en la bolsa empleadora Mariel S.A.,
una empresa portuaria que está frente al
muelle Aracelio Iglesias en la Habana Vieja.
Dos meses antes había tramitado sus documentos
para comenzar a trabajar, en la agencia de tramitación
electrónica de documentos (TREDIS), perteneciente
al ministerio de Transporte (MITRANS). Allí
se desenvolvería como jefe técnico
de la sala computadorizada, pero la opinión
que la presidente del CDR dio sobre él
lo hizo inelegible para este puesto.
Cuando el equipo investigativo hizo la indagación
en el barrio sobre su conducta, se le informó
que su candidato era un compañero "apático
a la revolución, que no participa en las
actividades de la cuadra". Es decir, no asistía
a las reuniones ni hacía guardias cederistas.
"No basta con ser apolítico o no
interesarse en política. Hay que ser obligatoriamente
comunista o aparentar serlo, hay que dar muestra
de que se es. Esto es terrorismo de estado",
me dijo.
Aunque la planilla que le dio TREDIS solicitaba
lo mismo, dijo que iba a probar suerte hasta que
lo aceptaran en algún centro de trabajo.
Esta medida es violatoria del código del
trabajo aprobado por la Asamblea del Poder Popular
en diciembre de 1984. En el artículo 3,
inciso B de dicha legislación, se garantiza
el derecho laboral a "todo ciudadano en condiciones
de trabajar, sin distinción de raza, color,
sexo, religión, opinión política..."
Aunque la Constitución aprobada en 1976
es muy clara con respecto a la diferencia de opinión
política, pues ella está excluida
de los derechos ciudadanos, y se reconoce sólo
la no discriminación por motivos de religión,
raza o sexo.
Esta lealtad incondicional para que el régimen
otorgue trabajo se ha convertido en fuente de
beneficio para muchos. Aquéllos que como
los CDR y otras instituciones gubernamentales
tienen el poder de otorgar una plaza o no, venden
caros sus favores.
Lo más nocivo de este absurdo no es la
corrupción que ha traído aparejada,
sino que ha empujado a muchos profesionales a
descuidar lo que han estudiado para dedicarse
a la prostitución, el mercado negro, mientras
que oportunistas y mediocres ocupan sus plazas.
Como única respuesta a un dilema que es
contraproducente para la economía del país,
sólo se ha sabido responder con más
represión, creando leyes como la de la
vagancia o peligrosidad, que castiga a todos los
que no trabajan. cnet/32
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