OLA
REPRESIVA
Uno
de los presos de conciencia más joven del mundo
SANTA CLARA, Cuba - septiembre (www.cubanet.org)
- "Me mantengo firme a mis principios e ideas,
las que nunca cambiaré ni negociaré
por ningún beneficio. Nosotros estamos
secuestrados en este lugar, porque no hemos cometido
ningún delito, ni tampoco trabajamos para
una potencia extranjera, sólo luchamos
por la libertad del pueblo cubano. Sencillamente
estamos haciendo historia", escribió
recientemente desde la prisión Léster
González Pentón, opositor pacífico
y prisionero de conciencia de 26 años condenado
a 20 años de prisión durante la
reciente ola represiva contra la sociedad civil.
El joven luchador anticastrista denuncia que
mientras permaneció en el DSE de Santa
Clara, tuvo que enfrentar todo tipo de bajezas
y presiones, porque trataron de doblegarlo: "Allí
se arrodilla el que quiere", dice y agrega:
"Supe que a Librado Linares un aparente preso
le propinó una paliza, pero este hermano
se mantuvo firme y lo demostró al día
siguiente, en el juicio con su valiente alegato
y crítica a la situación actual
del país".
En el campamento general de la Policía
política de Villa Clara, Léster
fue llevado a una celda de castigo donde intentaron
doblegarlo, pero su respuesta fue plantarse, prefiriendo
la muerte, antes que vivir con desvergüenza.
De los 36 días que permaneció allí,
lo dejaron dormir sólo tres noches. Otro
detenido lo golpeó por el pecho, "pero
no lograron que me prestara a sus juegos diabólicos",
señala.
A su llegada a Kilo 8, fue sumergido en una celda
oscura, llena de ratas, cucarachas y mosquitos,
hasta poco antes de recibir una visita de altos
funcionarios gubernamentales, el viernes 16 de
mayo. Entre los visitantes se encontraba el general
de Brigada Calderín, presentado como Jefe
de Cárceles y prisiones del país,
acompañado por cuatro oficiales de la Seguridad
del Estado del más alto nivel, así
como varios altos oficiales de la provincia. El
objetivo de la visita era constatar "in situ",
las condiciones de vida de los prisioneros. Para
la ocasión restablecieron el servicio eléctrico
y el agua en la celda que habita ahora, de apenas
2,5 metros de largo por l.5 de ancho, baño
incluido.
Después de la visita, las autoridades
carcelarias comunicaron a los prisioneros de conciencia
las nuevas medidas gubernamentales: permanencia
en esas celdas en solitario durante un año;
visitas cada tres meses de dos familiares mayores
(padres, esposas y hermanos) y los hijos, que
pueden llevar sólo el almuerzo; visitas
conyugales cada cinco meses según la conducta;
entrega de alimentos cada cuatro meses -30 libras
de peso comprobadas rigurosamente por una balanza,
las que deben ser dejadas por los familiares en
la puerta del penal. El segundo año serían
trasladados a un cubículo con otros presos
comunes, en una cárcel como Kilo 8, almacén
de los delincuentes más connotados del
país, para luego extinguir las condenas
en una cárcel de su provincia.
Ubicado junto a otros siete prisioneros de conciencia
condenados durante la última ola represiva
contra los disidentes y periodistas independientes,
en un pasillo apartado de los presos comunes,
en celdas alineadas, tapiadas y separadas, reciben
los alimentos en bandejas por debajo de la puerta,
no tienen acceso a la radio, la TV ni a los periódicos
en circulación. Los únicos beneficios
son recibir la correspondencia de manos del reeducador
y una hora de soleador al día en caso que
no esté lloviendo. A los soleadores son
llevados esposados, en jaulas de gruesas cabillas.
Es el único momento que pueden verse las
caras los ocho luchadores anticastristas. Además
semanalmente se les permiten diez minutos de conversaciones
telefónicas, si el equipo de comunicación
está funcionando.
Junto a Léster González Pentón,
de Santa Clara, condenado a 20 años, se
encuentran en la prisión de máximo
rigor Kilo 8, en Camagüey, el periodista
independiente Ricardo González Alfonso,
de La Habana, condenado a 20 años; Regis
Iglesias Ramírez del Movimiento Cristiano
Liberación en La Habana, a 18 años);
Miguel Valdés Tamayo, de La Habana, con
una sanción de15 años; el periodista
independiente Omar Rodríguez Saludes, de
La Habana, condenado a 27 años; José
Miguel Martínez, de La Habana, condenado
a 13 años; Claro Sánchez Altarriba,
de Santiago de Cuba, con una condena de 15 años,
y Eduardo Díaz Fleitas, de Pinar del Río,
condenado a 21 años.
"Todo ha sido una estratagema de los Castro
para presionar al mundo. El injusto procesamiento
penal que se nos realizó a los 75 opositores
y periodistas independientes, sin pruebas de ningún
tipo, indica que el sistema está ahogado.
Esperemos que 'esto' coja un buen camino. Mientras
más mal nos lleven aquí adentro
es porque, mejor van las cosas", concluye
la carta de González Pentón. cnet/46
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