Las
dos Cubas de Robert Van der Hilst
By Olga Connor. Especial/El
Nuevo Herald. Oct. 19, 2003.
Lo más interesante en la apertura de la
exposición Interiores cubanos, del fotógrafo
holandés Robert Van der Hilst, en el Centro
Cultural Español fue el debate que suscitó
entre el público.
Su primera serie sobre Cuba apareció en
Les Cubains, con textos de la novelista cubana
Zoe Valdés, que reside, como Van der Hilst,
en París. En esta segunda serie, también
en el libro, Intérieurs cubains, se reflejan
las dos orillas, con gente de Baracoa y de Miami.
Aquí también hay un texto de Valdés,
bajo el título: Cuba y Miami: los espejos
cautivos, una introducción a las 42 fotos,
que se pueden admirar en el CCE, en horas de oficina,
o en especial, el 30 de octubre, a las 8 p.m.,
cuando habrá una mesa redonda sobre la
exposición antes de desmontarla.
''Quise mostrar las paredes, los muebles, pero
principalmente a la gente'', dice Van der Hilst
sobre su nueva serie, "no sólo el
interior de la casa, sino el interior del ser
humano, traté de traducir lo que esta gente
es por dentro, a través de sus expresiones''.
El escultor cubano de origen holandés
Marc Andries Smit piensa que el fotógrafo
revela en sus fotos una influencia marcada de
sus antepasados. "Inconscientemente quizás,
él imita la época de la edad de
oro de la pintura holandesa: las losas cubanas,
que parecen alfombras persas, sus personajes en
posiciones que se parecen a las de Vermeer (del
siglo XVII)''.
Van der Hilst acepta que del mismo modo que él
ha buscado las raíces cubanas en Miami,
probablemente revela sus raíces en el método
de jugar un poco con sus personajes en la foto.
"Es una mise en scene, las personas posan
para mí, y yo las manipulo algo''.
Pero muchos protestaron por la abundancia de
símbolos de la religión afrocubana.
''Es lógico que él vaya a buscar
la mitología de Cuba'', afirma Smit, 'lo
mismo que en Grecia se buscan los mitos antiguos,
por otra parte, aquí hay una foto del 'vacilón'
de Miami Beach, con la vista del cielo detrás,
como que hemos llegado''. La poetisa Juana Rosa
Pita no está de acuerdo: ''Allá
hay pobreza, pero la gente se ve con una pureza
en la imagen; él no buscó las mismas
cosas aquí, que evidentemente las hay,
aquí sólo presenta el boato de mal
gusto, demasiado resaltado, que no es representativo''.
El reconocido guitarrista Carlos Molina concordó
con esta opinión, pero en relación
con toda la muestra. "Es como si fueran de
otro país, algo deprimente y denigrante
para el pueblo cubano''.
Sin embargo, los fotografiados de Miami se sentían
extáticos frente a sus cuadros. Y muchos
artistas las ven desde un ángulo distinto.
''A mí me ha conmovido el respeto con que
él aborda sus modelos'', expresa el cineasta
Luis Palomo. ''Excepto una foto, todas son de
la clase más pobre, lo mismo en Cuba que
aquí, y hay un paralelo, seguimos siendo
la misma gente, divididas por un mar y por un
hombre''. Esta fue también la opinión
de Silvia Unzueta. ''La gente muestra una dignidad
en medio de su pobreza'', recalca la actriz Nena
Acevedo.
''Es muy difícil darse cuenta de si la
foto es de Cuba o de aquí'', apunta el
arquitecto Agustín Rivero, el kitsch aparece
por todas partes, tienes que buscar el detalle,
el piso, por ejemplo, las paredes más pintadas,
pero la gente ha trasplantado su cultura. Es el
mismo individuo con los mismos valores, tienen
el San Lázaro y su televisor en la casa.
Ese mensaje social es el que más impacta:
el cubano trajo aquí sus mismos valores
y los idealiza''.
Esto afirma también Van der Hilst, que
aunque es agnóstico, respeta que otros
tengan necesidad de creer. Hay una historia tras
cada foto, pero él quiere que nosotros
construyamos la nuestra, como hizo Zoe Valdés
en el libro. Sus fotos no son para las páginas
sociales ni las revistas de arquitectura, insiste.
''Tomé una en la residencia de un abogado
reconocido, pero en la sala de alto puntal y muy
bien decorada, la señora de la casa parecía
de Boston''. No había un marcador de cultura
en ese ambiente.
Nunca usa luz artificial. ''El trabajo técnico
es extraordinario, sin flash, nada más
que con luz natural, apertura de lente y velocidad,
lo que le da luminosidad al color'', advierte
Rivero. ''Fotografiar es escribir con luz'', sentencia
Van der Hilst, que tiene las impresiones de las
figuras de 1 metro 40 centímetros de ancho
en tirada limitada a la venta en miles de dólares.
Pero el libro, en tres idiomas, se puede obtener
en las librerías por mucho menos.
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