CORRUPCION
Baja cifra de descontrol, pero robo generalizado
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org)
- Durante la última sesión ordinaria
del Parlamento Cubano en este año se dio
a conocer que el 12 % de las cinco mil empresas
inspeccionadas durante la V Comprobación
Nacional del Control Interno, realizada a escala
nacional, no tienen el control establecido o lo
tienen deficiente. De por sí la cifra resulta
preocupante por su incidencia en la economía
nacional.
Según la información divulgada
por la prensa, entre las causas que facilitan
el descontrol en esas entidades está el
que "la participación profiláctica
de los trabajadores en tal sentido (el control
interno) es aún limitada y formal; así
como que son pobres y demasiados generales las
acciones administrativas, con escasos criterios
de medidas, por el insuficiente análisis
económico de los problemas".
Lo que no se dijo y mucho menos se analizó
en la Asamblea Nacional, es que el robo o apropiación
de los recursos del estado va a parar a lo que
se conoce como "economía subterránea"
o "mercado negro" y tiende a satisfacer
necesidades de una población mayoritaria
que o no tiene forma de adquirirlos, o no posee
medios para pagarlos a los precios a que se los
suministra el gobierno.
Para los trabajadores y administradores que los
sustraen y los venden significa su "búsqueda",
que ven como una compensación ante los
bajos salarios que reciben por su trabajo, en
un círculo que llega a convertirse en vicioso
e imposible de erradicar en una economía
de propiedad socialista.
Pero las cifras mueven a engaño si pensamos
que el 88% de las empresas calificadas de satisfactorio
esos hechos no ocurren.
Carlos, un especialista de abastecimientos de
una empresa constructora lo define así:
"Si Ud. quiere que una edificación
quede bien tiene que asignarle hasta tres veces
el material que normalmente necesita, porque se
roban de todo: cemento, cabillas, pintura, puntillas,
madera, todo lo que se puede vender. Esa es la
causa real de la mala calidad en las construcciones".
Joaquín, comercial de esa misma empresa
comentó: "Para las condiciones de
Cuba ninguna pintura resulta buena. No es por
el clima, que va, el problema es que los trabajadores
la mezclan para sacar su 'búsqueda' y poder
sobrevivir. Ud. va a los controles y no falta
nada, pero esa pintura ya está adulterada".
El concepto de "búsqueda" ya
está tan enraizado, que las plazas donde
ésta es posible son las más codiciadas,
e inclusive se venden "por la izquierda"
en el mercado laboral.
Hasta los creyentes se ven obligados a recurrir
al robo de recursos estatales para sobreviri.
Consagrar santo, por ejemplo, requiere de una
astronómica cantidad de dinero. José,
un joven Babalawo confiesa que pudo consagrarse
gracias a todo lo que robó cuando trabajaba
en una empresa estatal. Al decirle que un sacerdote
de Ifá no debía robar, porque "se
atrasa", se defendió: "Mire periodista,
eso está en la letra 'Otura Castro', cuyo
refrán dice: 'Ladrón que roba a
ladrón, mil años de perdón'".
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