SOCIEDAD
La violencia diaria
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org)
- Hace una semana, sobre las diez de la noche,
cuando el ómnibus en que viajaba, y que
hace el recorrido entre Melena del Sur y la zona
del Mónaco, en la barriada de la Víbora,
llegó a su penúltima parada en las
calles 10 de Octubre y Lagueruela, un joven que
iba a abordarlo en compañía de su
esposa fue asaltado por tres individuos que le
arrebataron una cadena de oro del cuello y le
hicieron una herida con un objeto cortante en
la mano izquierda. Luego de consumado el hecho,
los asaltantes se dieron a la fuga y el joven
sangraba de la mano cuando subió al ómnibus.
El pasado lunes volví a encontrarme con
el joven y su esposa. Me contó que la noche
del asalto había ido a la policlínica
en la zona del cine Mónaco, y que allí
lo curaron, pero lo remitieron al hospital Miguel
Enríquez para que un especialista determinara
si no le habían dañado algún
nervio de la mano. Por suerte no hubo mayores
complicaciones, pero hubo que practicarle una
sutura de cinco puntos.
El joven manifestó que el robo de la cadena
no le importaba mucho, que la herida era lo que
lo tenía molesto "porque fue por gusto".
Luego me mostró un machetín que
tenía en un bolso y me dijo que nunca más
volvería a andar desarmado.
La zona del Mónaco, antiguamente, fue
un lugar de la clase media. Hace un mes, en una
cafetería al aire libre dos hombres, tío
y sobrino, se sentaron a una mesa a beber cerveza
y a comer pollo frito. Cuando el dependiente fue
a cobrarles dijeron que no tenían dinero.
Se produjo una acalorada discusión y uno
de los dos comensales sacó un cuchillo
y apuñaló al dependiente, que murió
al instante.
Por esa misma fecha la esposa de un amigo tuvo
que acudir, ya anocheciendo, al hospital Julio
Trigo, en el municipio Arroyo Naranjo, acompañando
a un hermano que había sido remitido de
urgencia a ese hospital para una intervención
quirúrgica por una obstrucción intestinal.
Contó ella que su hermano no pudo ser
operado esa noche porque el equipo de cirujanos
que entraba de guardia tuvo que atender a un joven
que llegó herido con 17 puñaladas.
Murió al día siguiente. Otro joven
que llegó herido de bala y otro más
con tres puñaladas; y dos muchachas, en
una riña, se habían producido varias
heridas con objetos cortantes.
Cuando en La Habana se toma un transporte público,
por regla general se escuchan muchas palabras
obscenas. Es ya como una forma de expresarse.
También se puede oír alguna protesta
airada porque algún carterista ha actuado.
También son normales las discusiones entre
pasajeros; los pasajeros y el cobrador. Las broncas
también son parte de ese diario andar en
transporte colectivo, aderezadas con expresiones
desconocidas en otras épocas. La marginalidad
que se observa alcanza límites extremos.
Y eso no debería ser porque, según
la propaganda oficial y los más conspicuos
voceros del régimen, en Cuba estamos a
punto de tener pleno empleo y el cubano es uno
de los pueblos más cultos del mundo. La
revolución -según proclaman- ha
elevado la instrucción de la población
a niveles jamás soñados nunca antes.
Pero la propaganda, propaganda es. Y aunque de
manera personal cada cual pueda percibir nada
más que algunos retazos -información
o estadísticas al respecto nunca los medios
la reflejan- la violencia en Cuba muestra diariamente
todas sus caras. cnet/13
|