RELIGION
El Cristo de La Habana
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org)
- Como los mortales, el Cristo de La Habana cumple
años. Este 24 de diciembre alcanzó
su aniversario 45, desde su emplazamiento frente
a la bahía habanera en 1958.
Por sus colosales proporciones y su ubicación
en una colina que le otorga mayor relieve, el
Cristo de La Habana ha tenido siempre la intención
de reflejar la religiosidad del pueblo cubano,
como parte de sus raíces como nación,
a pesar de los avatares de las últimas
cuatro décadas de intransigencia gubernamental.
El Cristo de La Habana fue esculpido en mármol
de Carrara, famosísimo en todo el mundo.
Mármol con el que se construyeron también
algunos palacios y mansiones cubanas, y muy especialmente
los monumentos funerarios que se levantan en el
cementerio Cristóbal Colón, en La
Habana, considerado el tercero del mundo por su
magnificencia artística.
El Cristo de La Habana es obra de la escultura
cubana Gilma Madera (La Habana 1915-2000), casi
desconocida en Cuba, a pesar de la imponente figura
del Nazareno salida de sus manos, y de ser la
creadora del busto de José Martí
que ella y Celia Sánchez emplazaron en
el Pico Turquino, la montaña más
alta de Cuba, en la Sierra Maestra, a principios
de la década de los años cincuenta
del pasado siglo.
La maciza mole de veinte metros de altura fue
erigida en la colina de La Cabaña, fortificación
colonial que, junto a las fortalezas del Morro
y de la Punta, constituyen el conjunto de fortalezas
coloniales más extenso del continente americano.
El arribo al poder del actual régimen
pocos días después de la inauguración
del Cristo de La Habana subvirtió muchos
valores espirituales del pueblo cubano. El valor
simbólico de este Cristo, al cual la población
no tuvo acceso durante décadas, alegándose
que se encuentra enclavado en zona militar, fue
transferido al monumento a José Martí,
que se levanta en la Plaza Cívica, rebautizada
como Plaza de la Revolución.
Sin embargo, el Martí de la Plaza, paradójicamente,
es un Martí callado, reflexivo, contemplativo,
en tanto el Cristo de La Habana aparece más
vigoroso, sufriente pero esperanzado. Cristo vital.
Precisamente la escultora Gilma Madera, en entrevista
a "Palabra nueva" (marzo de 2000), publicación
católica cubana, comentó su "especial
interés en acometer un proyecto sobre la
figura de Cristo. El Cristo hombre, líder
de su tiempo. Por ese camino encaucé mis
ideas, siempre tratando de separarme de los artistas
que me antecedieron. Al final logré una
estatua llena de vigor y firmeza. Si la gente
fuera más cristiana, pero cristiana de
verdad, estoy segura de que todo iría mejor".
cnet/12
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