SOCIEDAD
Paso al hombre nuevo
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org)
- Uno de los fracasos más estrepitosos
que ha sufrido el régimen castrista en
estos 43 años ha sido, sin dudas, la creación
del hombre nuevo.
Pese a los cuantiosos recursos invertidos -un
tercio del presupuesto nacional, según
cifras oficiales- en el sistema educacional, en
su esfuerzo por imponer la ideología marxista
y su imprescindible adoctrinamiento a través
de los programas de estudios -perfeccionados constantemente
para alcanzar el objetivo mayor: el hombre nuevo-,
la falta de educación formal y la pérdida
de los más elementales valores éticos
en la población, y de manera especial entre
los jóvenes, pone a ojos vistas lo evidente
del fracaso.
La violencia desmedida que impera en estos momentos
en nuestro país es la muestra palpable
y el resultado directo de esa educación,
"materialista y atea", impuesta por
los comunistas para arrancar de raíz los
valores que nos habían convertido en una
próspera nación: la religión,
la familia como núcleo fundamental de la
sociedad, y la libertad individual, que implica
el respeto a lo ajeno.
En la actualidad, ese nefasto desmontaje ideológico
de nuestras más genuinas tradiciones e
idiosincrasia nacional, cual boomerang vengador,
se ha virado en contra del régimen y sus
acólitos más cercanos, haciéndoles
pagar un alto costo político.
Asesinatos, violaciones, asaltos y robos son
el "pan nuestro de cada día"
en un país que presume de ser el más
tranquilo y seguro del hemisferio occidental.
Actos de esa naturaleza no se reflejan en los
medios de comunicación. El régimen
se cuida bien de divulgarlos, a pesar de constituir
secretos a voces.
La población, sobre todo de la capital,
conociendo de la incapacidad y la falta de voluntad
del gobierno para poner fin, o al menos atenuar
el vandalismo callejero, ha decidido buscar la
protección por sus propios medios, haciéndose
de cualquier tipo de arma u objeto que le sirva
como defensa a su integridad física y la
de sus familiares, lo que irremediablemente redundará
en más violencia.
Incontables son los hechos vandálicos
que se cometen contra personas que, lejos de denunciarlos
ante las autoridades, aguardan por la oportunidad
precisa para tomar venganza por sus manos, creándose
de esta forma una incontrolable espiral de violencia
que ha cobrado ya algunas vidas.
Para muchos, incluyendo a los seguidores del
régimen, la prensa oficial debe dejar de
propagandizar sobre lo "idílico de
nuestra sociedad" enfrentando el problema
de una vez y el gobierno debe tomar medidas efectivas
para poner fin a esta violencia generalizada que,
día a día, aumenta en proporciones
alarmantes. Una de estas medidas sería
instruir a la policía especializada para
que, en lugar de perseguir y hostigar a los ancianos
jubilados que venden su cuota de cigarrillos,
o su paquetico de café, se dedique más
a velar por la tranquilidad ciudadana.
Otra medida pudiera ser la de despojar los programas
de estudios de esa dañina carga ideológica,
que en vez de preconizar la paz, el amor y la
comprensión hacia todo aquel que sustente
una filosofía diferente, sólo impregnan
el odio y los métodos violentos para combatirlos.
Lo cierto es que de no hacerse algo, y pronto
-y no sólo me refiero al gobierno, principal
culpable de esta situación- Cuba, a la
vuelta de unos años, se encontrará
a la par de Somalia, Liberia o el Congo, en cuanto
a anarquía y violencia se refiere.
Por lo pronto, como consejo sano y saludable,
pongámonos a buen recaudo en nuestros hogares,
y dejemos los paseos innecesarios. Y así,
dándole paso al "hombre nuevo"
que deambula por las calles de nuestras ciudades,
evitaremos algún encuentro desagradable
que pueda poner en peligro la propia existencia.
cnet/18
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