OLA
REPRESIVA
¡Levanten la voz ahora mismo!
LA HABANA, diciembre (Lucas Garve,
Fundación por la libertad de expresión
/ www.cubanet.org) - Fue a finales del año
95 o comienzos del 96 que conocí a Adolfo
Fernández Sainz, del Buró de Prensa
Independiente de Cuba (BPIC). Me propusieron traducir
dos artículos escritos por Fernández
Sainz y así lo hice. Me impresionó
el arsenal ético de aquel hombre que aún
no conocía.
Al ir a entregar mis trabajos tuve la oportunidad
de conocerlo. Su rostro me fue conocido. Lo había
visto varias veces en la iglesia del Sagrado Corazón,
en la Calzada de Reina.
De aquel primer contacto saqué en conclusión
que Adolfo Fernández Saínz era un
hombre esencialmente decente. Honradez, sinceridad
y cierta bondad hacen atrayente y bien recibida
la personalidad de cualquiera. Pero en Fernández
Sainz lo anterior se unía a la firmeza
de principios éticos cristianos proclamada
en gestos y actitudes apoyadas por una argumentación
sólida, inteligente y lógicamente
expuesta.
Luego, nos encontramos en numerosas ocasiones.
Siempre demostró la misma cordialidad sin
aspavientos ni apariencias falseadoras. Por todo
esto, hoy me revuelve la iniquidad del encierro,
la aviesa e injusta reclusión que sufre
Adolfo Fernández Sainz en una cárcel
de Holguín. Aún más, provoca
mi repulsa la agresión sufrida por Fernández
Sainz por parte de un delincuente común,
envilecido por el ejercicio mezquino de jefe de
una galera, en la que se encuentra aherrojado
el periodista preso.
También me uno a su familia en la preocupación
justificada por el mencionado hecho ante los perjuicios
causados a la integridad física y moral
del periodista encarcelado, ahora y en el futuro.
Adolfo Hernández Sainz es alguien profundamente
cristiano. Y como yo, seguro lo admira Ud. por
eso. Con certeza, la fe cristiana que profesa
y lo nutre ayudará a curar la herida moral
causada por la afrenta de una agresión
tan injusta como la bajeza de la circunstancia.
Hay que levantar la voz para que cesen estas
agresiones a hombres esencialmente decentes y
probos como lo es el colega Adolfo Fernández
Sainz, injustamente condenado por ejercer el derecho
a la libertad de expresión.
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