SOCIEDAD
Buen aniversario
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org)
- Para el mundo cristiano el arribo de un nuevo
año es un gran motivo de festividad, pues
el nacimiento de Cristo se celebra en este marco.
Las Navidades forman parte de la cultura de la
mayoría de los pueblos occidentales. Cada
primero de enero al comienzo de un nuevo año,
de alguna manera todos intentamos trazar nuevos
proyectos de vida, tanto social como personal.
En Cuba esta tradición, como otras tantas,
ha sido objeto de transformaciones en correspondencia
con el programa ideológico marxista de
descristianización que se ha propuesto
el sistema imperante. El primero de enero de 1959
el dictador Fulgencio Batista abandonó
Cuba, dando paso al triunfante movimiento revolucionario
que se le oponía. Oficialmente la celebración
del nuevo año ha coincidido con ese hecho
histórico, lo cual ha sido aprovechado
para poner mayor énfasis en la celebración
del triunfo de la Revolución, la misma
que nos prometió libertades plenas, democracia
y prosperidad para todos los cubanos.
En mi memoria de niño se mantienen aquellas
fiestas que se iniciaban el 24 de diciembre con
la Noche Buena en todas las viviendas cubanas,
donde reinaba la alegría de la familia
reunida. Según el alcance económico
eran los productos que abundaban en las mesas.
Pero hasta en las más pobres siempre había
algo diferente para poner. La tradición
navideña se fue perdiendo, y la mayoría
de los productos clásicos para esta festividad
se dejaron de importar. El país, y con
él La Habana, comenzaba a tomar el aspecto
de mortandad que ha caracterizado el ambiente
de estos días, otrora alegres, por un largo
tiempo. Ya no había nada que celebrar.
Desde aquel enero del 59 han transcurrido 45
años y como cada diciembre, la propaganda
gubernamental se adueña de todos los medios
de comunicación, aprestándose a
recibir un nuevo aniversario victorioso del triunfo
revolucionario. Este primero de enero los cubanos
tenemos el trasfondo de un país semidestruido,
con más del cuarenta por ciento del fondo
habitacional en estado regular y un veinte en
estado crítico.
El servicio del transporte público no
cubre ni el treinta y cinco por ciento de la demanda
nacional, mientras que la salud presenta un estado
de deterioro en sus servicios, lo que se hace
cada vez más palpable a los ojos de cualquier
ciudadano común. La industria azucarera,
primer renglón económico del país
durante décadas, hoy es sólo una
caricatura. Se ha pasado de producir 1,400 kilogramos
de azúcar per cápita a apenas 400.
El sistema de educación se ha visto en
la necesidad de crear un programa urgente de maestros
emergentes, ante el abandono de maestros, afectados
por bajos salarios y una fuerte responsabilidad.
El salario en general está en un promedio
que no rebasa el equivalente de diez dólares,
lo cual no permite cubrir ni el diez por ciento
de las necesidades de una familia.
Esta última se ha visto afectada además
por una pérdida de valores que ha corroído
los pilares fundamentales de su asentamiento.
El periódico capitalino Tribuna de La
Habana en su anuncio de distribuciones previstas
para este mes de diciembre en la ciudad, refleja
la difícil realidad que enfrentan los cubanos
con el abastecimiento. Así tenemos que
si por la libreta de racionamiento tuviéramos
que depender para celebrar las próximas
festividades de Navidad y Año Nuevo, nos
veríamos en una triste situación:
lo que venderán por la libreta de racionamiento
para todo el mes son seis libras de arroz, 16
onzas de judías y frijoles negros, media
libra de aceite, un jabón de baño
o de lavar, una libra de pescado, media libra
de pollo y media libra de picadillo de soya.
Visto todo lo anterior, para el advenimiento
de este nuevo primero de enero, nuevo año
y conmemoración del triunfo de la Revolución,
bien podríamos decir, como el título
de aquella vieja melodía interpretada por
Charles Aznavour por los años sesenta:
Buen Aniversario. cnet/21
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