"No
me han llegado cartas que mi esposo me envió
en julio"
María Fiorella Palmucci
y Flavia Vecellio Reane. ProCubaLibre.
Argentina, 16 de diciembre de 2003.
Entrevista con Beatriz del Carmen Pedroso, periodista
independiente y esposa del preso de conciencia
Julio César Gálvez
Beatriz del Carmen Pedroso es la esposa de Julio
César Gálvez, periodista disidente
detenido en marzo último por el régimen
de Fidel Castro, y condenado a 15 años
de prisión por ejercer el derecho de libre
pensamiento y expresión.
Beatriz no sabe cuál es la razón
por la que no la llevaron a ella también
a la cárcel, pero, a pesar del temor, sigue
con su actividad independiente en la prensa y
como vocero de su esposo que cumple condena.
En un entrevista telefónica realizada
el 16 de diciembre de 2003, desde la sede de CADAL,
la fotógrafa, ex alfarera y actual periodista
libre cubana nos informó sobre las últimas
novedades respecto de Julio César y, por
consiguiente, de la realidad carcelaria de Cuba.
Muy agradecida por el interés que despierta
el caso de las detenciones ordenadas por la dictadura
castrista, nos dijo primeramente que está
aguardando las cartas que Julio le había
enviado, según le informó la última
vez que pudo verlo durante el pasado mes de noviembre.
"Las demoras son de meses, no me han llegado
cartas que mi esposo me envió en el mes
de julio", señaló Beatriz.
Otro aspecto de la detención de Gálvez
es el que trae aparejado su estado de salud: "Actualmente
está sufriendo de hipertensión y
de artrosis cervical, y a eso se suma que su visión
se ve debilitada a causa de la iluminación
que tienen en las celdas". Frente a este
tema en particular le preguntamos por el caso
de Lexter Téllez Castro, que está
muy grave en lo que respecta a su vista, y nos
dijo que ella estaba al tanto del caso, pero que
no tuvo oportunidad de conocerlo en persona, lamentándose
de su situación, sobre todo por la juventud
del detenido.
Al consultarle por las condiciones del tratamiento
médico que Julio debe recibir por sus males
físicos respondió: "Es realmente
muy irregular. Luego de las quejas que se presentan
por cada caso, mejoran en algo las atenciones,
pero el problema es que hay escaso personal para
ello en las cárceles, y como cada vez que
hay que llevarlos frente a los médicos
eso demanda toda una tarea por parte del personal
carcelario de custodia, es muy irregular la atención".
Beatriz puede ver a Julio cada tres meses. Y
su próximo encuentro será el dos
de febrero de 2004. Como estamos en un mes muy
sensible por las festividades religiosas y por
el final de este año (tan duro para la
prensa independiente cubana) ella solicitó
una visita especial, a través de la siguiente
carta:
"Ciudad de La Habana, 3 de Diciembre del
2003.
Me dirijo a ustedes en vísperas de la
Navidad que se acerca, le sea concedida una visita
especial a Julio Cesar Gálvez Rodríguez
condenado a 15 años de prisión en
la Cárcel Provincial de Villa Clara y quien
no tiene programada la misma hasta el 20 de febrero
del año 2004. Los motivos de mi pedido
son netamente familiares y humanos ya que para
nosotros, los cristianos, la Navidad, es un acontecimiento
importante en nuestras vidas por la necesidad
que implica bendecir la unión familiar.
Hago este pedido extensivo para aquellos presos
que se encuentran en la misma situación
que mi esposo, sin la intención de que
esto sea tomado como una irrespetuosidad de mi
parte hacia el gobierno cubano. En espera de su
atención.
Beatriz del Carmen Pedroso. Francos No. 10, apto.
53, 4to. Piso, Entre Salvador Allende y Estrella,
Centro Habana. Telef. 8 784348".
No es de extrañar el resultado que obtuvo:
fue denegado el permiso solicitado.
Ya preguntándole por su actividad propia,
supimos que sigue al frente de la biblioteca pública
e independiente Jesús Díaz, muy
feliz con ello porque: "Sigo prestando libros,
y me prestan también a mí. Además
puedo llevarle a Julio material para que pueda
leer en prisión y así aliviar un
poco su pena. Es muy importante para él
esto, como modo de combatir el estrés".
Por correo electrónico, Beatriz recibe
de parte de amigos del exterior las famosas cadenas
con moralejas que para los del mundo libre son
tan comunes y hasta carentes de importancia. Pero
para una cubana que tiene la suerte de acceder
a internet por medio de la embajada norteamericana,
esto es algo digno de agradecer: "Yo recibo
todo lo que me envían, y lo copio y se
lo llevo a Julio a la cárcel. Allí
él lo lee y le hace muy bien, porque son
historias las que mandan, muy humanitarias. No
sólo lo lee él, sino que sus compañeros
de prisión y también los carceleros...
A todos les gustan mucho... ¡Muchas gracias
por enviarlas!"... ¡Paradojas de un
régimen totalitario!
También acotó que gracias a la
Oficina de Prensa y Cultura de la Embajada de
Estados Unidos de América, puede seguir
teniendo acceso a internet, y con ello continuar
comunicándose con amigos del exterior (entre
los que nos honra contarnos), mandar información
sobre su esposo y demás detenidos, sobre
la realidad que no se ve en las páginas
del Granma y, además, (y esto la pone muy
contenta) conseguir más fácilmente
libros para su biblioteca. Asimismo, aprovecha
para poder comunicarse con su hija, que está
en Estados Unidos.
Le preguntamos si luego de los episodios de marzo
la Embajada Norteamericana seguía tan accesible
para los disidentes. Nos respondió que:
"Al otro día que detuvieron a Julio,
yo tenía turno para ir a internet. Tuve
que ir, pero las piernas me temblaban de miedo...
Nadie sabía qué podía pasarnos
a los que nuevamente fuéramos allí.
En realidad nosotros fuimos los que dejamos de
ir tan seguido, por miedo. Pero la Embajada siempre
estuvo, y sigue, con las puertas abiertas para
nosotros".
Por último, le preguntamos cómo
iba su actividad como fotógrafa, luego
de que le retuvieran la cámara cuando registraron
su casa el día que se llevaron a Julio:
"¡Nada! ¡Ya no puedo sacar más
fotografías! Los primeros días miraba
con mis ojos como a través del lente de
la cámara, como para no perder la técnica
y como modo de sustraerme a la realidad de la
ausencia de Julio César. Es que la fotografía
vino a mi vida para cubrir el espacio que dejó
la alfarería, otra actividad que ya no
puedo hacer...".
Como es habitual para los que podemos hablar
con familiares de detenidos en Cuba, nos despedimos
con fuertes muestras de agradecimiento de parte
de Beatriz, y deseos de que pronto nos volvamos
a comunicar, pero sabiendo que no están
solos en la lucha. Que la causa "Cuba Libre"
no es sólo de los libre pensadores cubanos,
sino que es la causa de todo aquél que
no pueda concebir la vida sin libertad.
María Fiorella Palmucci y Flavia Vecellio
Reane son periodistas y docentes en Comunicación.
© Comisión Argentina
Pro Derechos Humanos en Cuba
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