DESDE
LA CARCEL
"Esto acabará cuando los cubanos lo deseemos":
Manuel Vázquez Portal
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org)
- "Si padecemos la tiranía es porque
la soportamos y por tanto la merecemos. Hasta
que el pueblo cubano, a pesar de toda la represión
gubernamental, no se decida a ser libre, seguiremos
siendo esclavos. Mientras sigamos creyendo el
barraje propagandístico del régimen,
seguiremos, como sapos hipnotizados, viviendo
en el cieno", dice el poeta y periodista
Manuel Vázquez Portal, condenado a 18 años
de prisión, en carta a su esposa.
Cárcel de Aguadores, 1 de octubre, 2003
Sra. Yolanda Huerga Cedeño
Puchita mía:
El día 9 será mi cumpleaños.
No podré gozar de tu compañía,
y Gabriel, que ya sufre mi ausencia, no podrá
este año despertarme con los ojos brillantes
de júbilo, para recordarme, con un jugueteo
matinal, que estoy envejeciendo. ¿Cuándo
podremos nuevamente disfrutar esos placeres elementales
del espíritu a que acostumbrábamos,
y de los cuales nos ha privado la injusticia y
la ferocidad de un régimen macabro?
Frente a esta pregunta que te hago y me hago
no puedo responder más que con esa desafiante
respuesta que siempre doy a quienes me preguntan
que cuándo acabará este régimen
oprobioso: "Esto acabará cuando los
cubanos lo deseemos". Si padecemos la tiranía
es porque la soportamos y por tanto la merecemos.
Hasta que el pueblo cubano, a pesar de toda la
represión gubernamental, no se decida a
ser libre, seguiremos siendo esclavos. Mientras
sigamos creyendo el barraje propagandístico
del régimen, seguiremos, como sapos hipnotizados,
viviendo en el cieno.
La revolución de Castro ha sido desde
sus albores un fingimiento edénico que,
por medio de una prensa más adoctrinativa
que informativa, vendiendo una imagen mesiánica,
ha tratado de deslumbrar al mundo, ha engatusado
a algunos y embaucado a un pueblo entero. De paradisíaco
Cuba sólo ha tenido el riesgoso pasadizo,
como Estigia plagada de peligros, que nautas atrevidos,
desesperados, han descubierto en el Estrecho de
la Florida, y en el cual intuyen la promisión
de una vida mejor después de haber enfrentado
al cancerbero.
Este año, cuando arribo, sin paz, sin
patria, sin libertad, a los 52 años, ha
sido particularmente fatídico para Cuba.
Miles de encarcelados pagan con su encierro la
cuota de sufrimiento que cada cierto lapso de
tiempo se desencadena en la nación. Frente
a la imposibilidad de bajar la presión
social por medio de otro éxodo masivo,
el régimen se ha visto forzado a sustituir
la migración por la encarcelamiento.
Las operaciones policiales (esta vez encabezadas
por la Seguridad del Estado) han servido para
frenar el evidente descontento popular. ¿Cuántos
son los prisioneros arrestados este año?
Nadie -excepto la cúspide de poder- lo
sabe. Las operaciones con nombres rimbombantes
como "Coraza del pueblo" contra el tráfico
de drogas, "Ofensiva dos" contra opositores
y periodistas, más otras, han arrojado
un enorme caudal a las cárceles cubanas.
Pero no por ello el descontento popular ha decrecido.
La inconformidad bulle en el país como
el magma a punto en las entrañas de un
volcán. Creo sinceramente que esta línea
ascendente de desaprobación hacia el sistema
castrista es irreversible. Aspiro a no cumplir
más años bajo la pesada piedra del
totalitarismo cubano.
Te amo.
Yo
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