Inauguran
en París una residencia para periodistas forzados
al exilio
Encuentro
en La Red, 8 de diciembre
de 2003.
Uno de los primeros 15 refugiados es el periodista
independiente cubano Yoel Blanco García,
quien pertenecía al Colegio de Periodistas
Independientes de Camagüey.
El alcalde de París, Bertrand Delanoé,
inauguró el jueves la Casa de los Periodistas
que alberga a quince reporteros, entre ellos un
cubano, forzados a abandonar su país por
"haber querido hacer su trabajo informativo,
poniendo en peligro su vida o su libertad",
informó la AFP.
"Si París no es una ciudad refugio
para los que padecen la falta de libertad, entonces
París ya no es digna de llevar su nombre",
declaró el alcalde socialista, quien recordó
que los "derechos humanos y la universalidad"
eran los "valores" de la capital francesa.
"No hay democracia posible sin libertad
de prensa", insistió Delanoé.
"No hay compromiso posible: o un periodista
es libre o no lo es", agregó.
"Los gobiernos lanzaron recientemente una
nueva forma de represión: expulsar del
país a los periodistas en lugar de encarcelarlos
para no tener que rendir cuentas a la comunidad
internacional", elevando así el número
de refugiados, dijo Robert Menard, secretario
general de Reporteros Sin Fronteras (RSF).
La Casa es la primera de su tipo. "No hay
otra igual en el mundo", aseguró el
responsable de la organización de defensa
de la libertad de la prensa.
RSF es la encargada de estudiar las candidaturas
de los posibles habitantes de la residencia, y
"efectúa una investigación
en el terreno para asegurarse que la persona que
pide el asilo es efectivamente un periodista reprimido
por ejercer su profesión", indicaron
los responsables de la Casa.
La residencia alberga a quince reporteros durante
un período de seis meses; o sea, treinta
por año, mientras efectúan los trámites
para lograr el estatuto de refugiado.
Los periodistas, que provienen de países
como Túnez, Siria, o Haití, disponen
de una habitación individual, 8,50 euros
diarios (diez dólares) para la comida,
y también tienen transporte público
gratis, así como clases "para mantener
la forma periodística" y actividades
culturales.
Ante "la urgencia de la situación"
denunciada por Menard, el alcalde de París
se comprometió en la inauguración
a apoyar la ampliación de la residencia
para recibir a más periodistas amenazados.
El 50% de los gastos de la Casa de Periodistas
está financiado por medios de comunicación
franceses como el diario Le Monde o el semanario
satírico Le Canard Enchainé, y el
resto por el Fondo Europeo para los Refugiados.
"Los periodistas que llegan aquí
han sufrido el acoso de un gobierno totalitario,
de grupos extremistas en algunos países,
con historias bastante duras, similares a las
mías, incluso mucho más difíciles
y tristes que la mía", explicó
el cubano Yoel Blanco García, refugiado
en Francia desde hace un año, y uno de
los primeros 15 habitantes de la Casa de los Periodistas.
Blanco, de 27 años, formaba parte del
Colegio de Periodistas Independientes de Camagüey
y huyó de la Isla antes de la última
oleada de arrestos contra la disidencia.
"Estoy convencido de que hubiese estado
en la lista", dijo a la AFP y agregó
que conocía personalmente a varios de los
disidentes que fueron enviados a la cárcel
en abril, como Normando Hernández González,
Pablo Pacheco Ávila o Mario Enrique Mayo.
"Cada vez que la policía me detenía
o me arrestaba en la calle de forma preventiva,
me decían que mi expediente seguía
creciendo y que ellos me iban a meter en prisión
en cualquier momento", agregó.
Las autoridades cubanas detuvieron en marzo a
75 opositores, entre ellos 26 periodistas, a los
que un mes después condenaron a penas de
entre 14 y 27 años de cárcel.
"Lo que más presión me hizo
para que dejara Cuba era el acoso que sufrían
mis padres. Psicológicamente estaban muy
afectados", afirmó Blanco. "Decidí
salir por ellos", añadió.
"Si estando yo libre, mi mamá ya
estaba muy mal, pienso que estando en prisión
le hubiera pasado cualquier cosa".
Blanco opinó que la nueva residencia para
periodistas "es un apoyo muy grande a las
personas que arriesgan sus vidas por que se conozca
lo que pasa en sus países".
"Aquí he conocido la solidaridad
y la libertad que en mi país no existen",
añadió.
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