ECONOMIA
Adiós a las viandas
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org)
- Hay un viejo refrán que reza: "Cuando
el río suena es porque piedras trae",
y por estos días está sonando demasiado,
sobre todo en relación con la permanencia
o no de los mercados agropecuarios, surgidos en
el tormentoso año 1994, a regañadientes,
para tratar de apaciguar en algo a una población
que, cansada de penurias y de sacrificios baldíos,
se mostraba a diario más y más desafiante
del régimen.
Y digo a regañadientes porque el propio
Castro, en más de una ocasión, ha
expresado su aversión a todo lo que según
él provenga del "oprobioso sistema
capitalista", y estos mercados fueron concebidos
para funcionar de acuerdo a la ley de oferta y
demanda; decisión que fue aplaudida por
la población porque, a pesar de los altos
precios de algunos productos, se podía
paliar en algo la ya insoportable falta de alimentos
que los mercados estatales eran incapaces de garantizar
ni siquiera por la libreta de racionamiento.
Aunque el llamado "arquitecto" de la
economía cubana, Carlos Lage, reafirmó
el carácter irreversible de esta medida
y de otras, como la autorización del trabajo
por cuenta propia y la despenalización
del dólar, lo cierto es que después
de oxigenarse en algo la depauperada economía
isleña (fundamentalmente con la entrada
del capital extranjero y la apertura al turismo
internacional) las medidas paliativas de carácter
doméstico fueron objeto de un sistemático
ataque, orquestado por los llamados "línea
dura", quienes, diciendo demagógicamente
"interpretar el sentir del pueblo",
se dieron a la tarea, por medio de impuestos y
multas exorbitantes, de ir limitando cada vez
más la actividad por cuenta propia en primer
término, y el libre funcionamiento de los
mercados agropecuarios en segundo lugar, pretextando
para esto un enriquecimiento desmedido de los
"cuentapropistas" y de los campesinos
que expendían sus productos en los mercados.
En el año que termina, después
de haber sido anulado prácticamente el
trabajo por cuenta propia -de 150 mil trabajadores
registrados 100 mil se han visto obligados a entregar
la licencia- ahora les tocó el turno a
los mercados agropecuarios, los que al igual que
en 1986, cuando fueron cerrados los mercados libres
campesinos, serán sustituidos por el mercado
estatal de precios topados, muchos de los cuales
ya están siendo inaugurados a "bombo
y platillo" como la gran solución
del problema alimentario en la Isla.
Aunque oficialmente no se ha decretado el cierre
de los mercados agropecuarios, la ausencia de
campesinos en los mismos y el incremento de medidas
más drásticas por parte del gobierno
contra éstos, nos van dando la pauta de
lo que sucederá a corto plazo con esta
necesaria actividad económica.
Para el gobierno se hace extremadamente necesaria
la eliminación de este incómodo
competidor, no por lo que alegan de los altos
precios de los productos que allí se ofertan,
ni por la existencia de cientos de intermediarios,
sino porque su innegable éxito -recordar
que estos campesinos, en su gran mayoría,
venden sus propias producciones cosechadas en
pequeñas parcelas- comparado con la restringida
oferta estatal, hacía evidente el fracaso
de la economía planificada socialista en
sus grandes pero improductivos latifundios.
Todo es cuestión de esperar para ver aparecer
en los cintillos de la prensa la ya conocida cantaleta
con que siempre justifican las medidas impopulares
que se implementan en la Isla, poniendo fin al
mercado agropecuario, y haciendo loas al siempre
"justo" y "diverso" mercado
estatal.
Cuando esto suceda, de forma categórica
podremos decir: ¡Adiós a las viandas!
cnet/18
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