RELIGION
Cuba: Relaciones Iglesia-Estado
LA HABANA, diciembre (www.cubanet.org)
- ¿Son buenas las relaciones Iglesia-Estado
en Cuba? Si la respuesta es dada de manera más
o menos oficial por un representante de la segunda
parte, será seguramente positiva. Su versión
sobre el nivel de esos vínculos será
el ostensible mejoramiento a partir de la visita
de Juan Pablo II, y como ejemplo del grado de
apertura en el tema religioso ofrecerá
la resolución aprobada en el IV Congreso
del Partido Comunista, donde incluso se dio espacio
para que los creyentes tuvieran acceso a una organización
cuya filosofía es materialista y por ende
raya en el ateísmo.
A su afirmación sobre la bonanza de estas
relaciones agregará también el ejemplo
de la actitud de apoyo a la Revolución,
o sea al gobierno y sus lineamientos, expresada
por los representantes del Consejo Ecuménico,
en el que se agrupan varias iglesias protestantes
de Cuba. Son conocidas algunas de sus figuras
por su reiterada presencia como parlamentarios
en la Asamblea Nacional del Poder Popular. También
nos hablará del activismo del Centro Martin
Luther King y del pastor Lucios Walker junto a
sus fieles seguidores "Pastores por la Paz",
que desde hace años realizan periplos por
diferentes estados de Norteamérica, clamando
contra el embargo de Estados Unidos hacia Cuba,
mientras promueven cuanta propaganda oficial de
la Isla esté en esos momentos en boga.
Es posible que el interlocutor que tenga en cuenta
a las asociaciones Yorubas, con un centro representativo
ubicado en la periferia de la Habana Vieja.
Pero la Iglesia Católica específicamente
no saldrá a relucir en la ejemplificación
que constata las buenas relaciones entre el Estado
y la Iglesia. A este tópico está
dedicada una parte del más reciente documento
pastoral emitido por los obispos católicos
cubanos.
Señalan los prelados la sensación
de marginalidad que perciben en el trato hacia
esta institución religiosa por parte del
Estado cubano.
La lucha, que nunca ha dejado de estar presente
en un forcejeo sutil entre ideología y
fe para buscar que la primera prevalezca, es destacada
en la carta pastoral como uno de los factores
que indican que esas relaciones no pueden ser
evaluadas como buenas. Ellos no lo dicen de manera
directa, pero la conclusión del contenido
de esta reflexión deja traslucir las dificultades
de esas relaciones.
Si la visita del Papa fue finalmente efectuada
con el beneplácito del Gobierno de Cuba,
no quiere decir ello que fue aceptada de buen
talante. Han trascendido las posiciones encontradas
entre partidarios de aceptar la presencia de Su
Santidad a fin de aprovecharla de manera coyuntural
para obtener los beneficios que de ella se desprenderían
y los ortodoxos comunistas que no querían
saber nada de los aires de libertad religiosa
que en esos días vivimos en nuestra patria.
La tensión de las relaciones Iglesia-Gobierno
se ha verificado de diferente manera en las distintas
etapas del proceso político de estas cuatro
décadas de régimen socialista. Unas
veces con mayor crudeza que en otras. Por lo general
las declaraciones provenientes de la jerarquía
católica han sido siempre vistas con ojeriza
y raramente publicadas en los medios oficiales.
Podemos ver alguna noticia relacionada a la visita
de pastores, grupos corales u otras actividades
de las iglesias protestantes más allegadas
al gobierno, pero casi nunca serán exhibidas
las que contengan programas organizados por los
cristianos católicos, por ejemplo en Navidades,
aunque la directora de éstos sea la reconocida
directora Alina Orraca.
Todo lo que tiene que ver con la Iglesia Católica
es vetado de los medios de comunicación
oficial. Por ello el desarrollo de medios propios
de la Iglesia, en especial revistas y publicaciones,
ha sido un imperativo más que una necesidad
para esta institución, en busca del espacio
al que tiene derecho. Estas publicaciones resultan
las más buscadas y leídas, no sólo
en el círculo de las comunidades religiosas,
sino hasta entre los que no van a los templos,
incluidos numerosos miembros del Partido Comunista.
A pesar de la seriedad de sus escritos, las revistas
que se editan bajo el auspicio de las iglesias
son catalogadas cuando menos, como panfletos de
contenido diversionista.
No son secretos los impedimentos y trabas que
de distintas maneras son puestos a los proyectos
desarrollados por las entidades católicas.
A esto se suman las limitaciones en el trabajo
pastoral, donde a pesar de que algunos religiosos
han podido ingresar a Cuba en estos últimos
tiempos, aún es insuficiente la cuota de
acceso permitida desde el exterior, donde hay
muchas solicitudes de entrada esperando desde
hace años.
En el escrito pastoral los obispos indican cómo
la oficina de asuntos religiosos, creada para
resolver los problemas que se presenten entre
las distintas instituciones y asociaciones religiosas
en Cuba y el Estado, es percibida muchas veces
como una instancia de control, más que
un lugar de mediación y diálogo
para la solución de asuntos de interés
común. Y es que dicha oficina vela de manera
puntual cada palabra, escrito u opinión
que fluya de algún medio religioso, en
especial católico.
Las misas de algunos sacerdotes son grabadas
y transmitido el contenido de las homilías
para después serles recordado en alguna
ocasión por los funcionarios de ese departamento,
como al prohibir procesiones cuando se considera
que la actitud del clérigo no ha sido evaluada
como positiva por parte de las autoridades partidistas.
El acceso de la Iglesia, no importa su denominación,
a los medios oficiales es algo que parece imposible
alcanzar.
En la carta pastoral se insiste en el papel social
que tiene la Iglesia y en el derecho que tiene
de asistir a todos en su misión. Por ello
proclama que nadie puede esperar de ella una ruptura
que signifique el fin de todo contacto con las
instituciones gubernamentales, a pesar de las
dificultades que existen en sus relaciones mutuas.
También deja claro en otro acápite
que los derechos de la Iglesia no pueden ser buscados
como privilegio o favor, quedando siempre supeditados
a los derechos y libertades que corresponden a
todos los componentes de la sociedad. Se preguntan
los obispos como será posible mantener
esos contactos con el poder vigente sin ser absorbidos
por él. Aunque no dan una respuesta concisa,
sí dicen que hay que mantenerse en completa
alerta para no dejarse confundir, ni en un sentido
ni en otro. En otras palabras, no dejarse manipular
por nadie. Esa es la clave que han de mantener
los pastores de la Iglesia cubana que quieren
ser medio de reconciliación en un contexto
complejo, donde ellos no son comprendidos por
ese poder y tampoco aceptados, ni como mediadores
ni como válidos exponentes de alternativas
que promuevan una transición o salida a
la actual situación. Ellos no son tomados
en cuenta y son acusados de colaboradores por
los que son opositores acérrimos al gobierno
y de contrarrevolucionarios por los afectos del
actual sistema. El no ser referencia de ninguno
de los extremos del actual escenario sociopolítico
de Cuba es la mayor razón exhibida por
los pastores católicos cubanos para afirmar
la justeza de su actitud.
Por ahora, si bien es cierto que la Iglesia Cubana
está trazando una vía recta que
nos conduzca a una patria donde exista lugar para
todos los que deseen trabajar por el bien común
y a la vez ellos se sientan con derechos plenos,
los que ocupan las sendas en curso parecen ignorar
esa posibilidad. Mientras llega ese momento, la
Iglesia Católica cubana sigue ofreciendo
su buena gestión y manteniéndose
libre. Quizás este propósito sea
el más válido para aspirar a unas
relaciones futuras entre la Iglesia y el Estado,
donde el respeto y el entendimiento sean verdaderamente
ejercidos para que la misión de la primera
pueda contribuir plenamente en la edificación
de una casa común cuyo proyectista inicial
fue precisamente un hombre de Dios. cnet/43
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