PRENSA INDEPENDIENTE
Agosto 20, 2003

SOCIEDAD
Cien años de soledad

PINAR DEL RÍO, agosto (www.cubanet.org) - Al viejo le prepararon una buena fiesta de cumpleaños. Son pocas las personas que cumplen 100 años de vida. Por eso el viejo merecía una buena fiesta. Nadie sabe quién fue el de la idea de la celebración. Es lo de menos. Lo que importa es que casi todo el mundo en el barrio puso algo para la fiesta del centenario del viejo Leoncio Paredes. Un vecino dulcero se encargó de hacer la torta de cumpleaños.

El dulcero se esmeró preparando el cake para colocarle las 100 velitas encendidas que representaban cada año del viejo. Leoncio vive solo. La familia abandonó la Isla y vive en el exilio, aunque el viejo ha sobrevivido a unos cuantos familiares.

La tarde de la celebración fueron a buscarlo al hogar de ancianos donde pasa todo el día hasta que regresa a la casa en horas de la noche. Un grupo de vecinos nos encargamos de ir a buscarlo. Se hicieron bromas que lo alegraron durante el camino de regreso. Ya en su casa lo noté triste y nos sentamos debajo de un limonero que él mismo había sembrado hace mucho tiempo. Le pregunté sobre la tristeza que lo embargaba. Me respondió con la claridad que aún conserva su mente de centenario.

- Tengo que estar triste. De mis cien años me ha tocado pasar los últimos solo. No tuve valor para dejar Cuba y salirme de aquí con los míos. Mi único biznieto vivía conmigo y eso me ayudaba a no darme cuenta de mi soledad. Luego vino la desgracia y todos los silencios me cayeron encima de golpe.

Me viene a la memoria aquella mañana en que el viejo vino a decirme que el biznieto había salido junto a otros hombres hacia la costa, que tenían la idea de irse al exilio en una balsa. Lo importante era llegar a Florida. El biznieto del viejo Leoncio se había quedado con el abuelo, y más tarde decidió unirse a los suyos en el extranjero.

Ya las cosas se habían puesto bien difíciles para salir de Cuba. La salida se produjo en el año 1994, cuando la estampida de balseros aquel verano memorable. Lo triste del caso es que nunca se supo más del grupo que escapó de la Isla en aquella balsa de mala muerte. A partir de ahí el viejo no fue el mismo. Más tarde solicitó su ingreso al asilo de ancianos.

Entonces llamaron para cortar el cake. Le dije que pidiera un deseo antes de apagar las velas, pero que no podía confesar a nadie su pedido porque así lo exige la tradición. Lo vi con su tristeza, parado delante del cake y apagó todas las velas. Luego se repartió el dulce y algo de bebida refrescante a los invitados. Yo fui el último en salir. Ya en la puerta el viejo me dijo:

- ¿Quieres que te diga el deseo que pedí antes de apagar las velitas, periodista?

Le dije que si uno cuenta el deseo que pidió no se le concede. El viejo respiró profundo, y me dijo:

- De la vida ya nada me interesa, por eso le pedí a la cabrona muerte que viniera a recogerme y me quitara de una vez esta soledad de cien años que no me abandona. cnet/06


Esta información ha sido transmitida por teléfono, ya que el gobierno de Cuba controla el acceso a Internet.
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como fuente
.

IMPRIMIR

 



PRENSAS
Independiente
Internacional
Gubernamental
IDIOMAS
Inglés
Francés
Español
SOCIEDAD CIVIL
Cooperativas Agrícolas
Movimiento Sindical
Bibliotecas
DEL LECTOR
Cartas
Opinión
BUSQUEDAS
Archivos
Documentos
Enlaces
CULTURA
Artes Plásticas
El Niño del Pífano
Octavillas sobre La Habana
Fotos de Cuba
CUBANET
Semanario
Quiénes Somos
Informe Anual
Correo Eléctronico

DONACIONES

In Association with Amazon.com
Busque:

Palabras claves:

CUBANET
145 Madeira Ave, Suite 207
Coral Gables, FL 33134
(305) 774-1887

CONTACTOS
Periodistas
Editores
Webmaster