SOCIEDAD
Moscas
de bar
PINAR DEL RÍO, agosto (www.cubanet.org)
- Las bares son como museos de lo cotidiano. En
una barra usted ve desde el borracho habitual
(ese tipo que ha decidido morir en el fondo de
una botella), y puede ver también al tipo
que más odio le tuvo en su vida al alcohol.
Los entregados al horario de las barras son como
moscas de bar. En estos tiempos de escasez y miseria
en la Isla, las barras se han llenado de personajes
nuevos. A ellas llegan los policías expulsados
por corruptos, los antiguos barbudos del ejército
rebelde. Llegan también los que hasta ayer
eran intocables, ex funcionarios de provincias,
aquéllos que desde el interior del auto
eran ajenos a lo que ocurría afuera. Personajes
despojados de rango por una razón u otra,
buscan solidaridad entre el humo del cigarro y
sudores empapados en alcohol.
En una barra de la ciudad, el funcionario que
antes despreciaba es ahora un lacrimoso protestón
contra lo injusto. A veces gritan sus odios y
a más de uno se le escapa un secretillo
de estado. El policía que odiaba hasta
hace poco al desocupado, es ahora ahogado en un
mar de amores inventados. Ha dejado de ser policía
para convertirse en confidente solidario de cantina.
El desocupado no guarda rencor. Al contrario,
agradece, porque esta vez el antiguo policía
está pagando la ronda de bebida. A medida
que los días pasan, estos personajes que
cambiaron repentinamente de estatus, se van adaptando
aparentemente a los que beben y fuman cotidianamente
en estos sitios, devenidos templos de la bulla,
la intriga y el arrepentimiento.
Usted puede ver llorando en plena borrachera
a los que hasta ayer mismo miraban a su propia
madre por encima del hombro.
En esta crónica se habla de las barras
de esta ciudad ubicada en la parte donde el caimán
tira sus coletazos de desesperación ante
la realidad vivida, peropuede estar convencido
de que estas cosas constituyen la rutina en todas
las barras de la Isla.
Eso es la barra de hoy en Cuba, un intercambio
de papeles en la escena. Casi todas las piezas
del tablero se trastocan. La barra es la mejor
vitrina para ver de cerca todo eso.
La sugerencia es que si usted viene a Cuba de
visita y va a una barra popular, no debe sorprenderse
si ve a su lado, libando un trago de ron de mala
calidad al que fue un alto funcionario, lloriqueando
de añoranza por el cargo perdido. Intente
conversar con ellos y comparta su verdad. Deje
a los últimos llorando a solas. En ese
momento están en el lugar que merecieron
siempre. Los intocables de ayer, frustrados hoy.
A los que les llegó la hora de engrosar
el bando de los perdedores. cnet/06
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