SOCIEDAD
"El
número a que usted llama no está asignado…"
LA HABANA, agosto (www.cubanet.org) - Jorge
está feliz. Después de muchos años,
una vieja aspiración se va a realizar.
Jorge va a tener un teléfono. Ya ha perdido
la cuenta de los años que lleva esperando
ese privilegio. En Cuba poseer un teléfono
es un privilegio.
Paciencia, mucha paciencia, como recomendaba
el detective chino Chan Li Po, hizo falta para
alcanzar tan preciada meta. Esperar a que asignaran
líneas a la cuadra donde reside y después
hacer la solicitud, avalada por cartas del trabajo,
del núcleo del Partido Comunista, del sindicato
(que asegura que pagó el año entero,
así como el día de haber para las
Milicias Territoriales), el Comité de Defensa
de la Revolución, la Federación
de Mujeres Cubanas (avalando a la mujer y la hija),
el certificado médico del hijo menor, y
una campaña proselitista entre los vecinos
para que él resulte el escogido.
Su aspiración se remonta a los años
del socialismo real, los 70, donde nunca se hizo
realidad. Motivos: la falta de líneas,
de cables y la disponibilidad de las plantas,
debido al "bloqueo imperialista". Si
bien el período especial de tiempo de paz
fue terrible, algo bueno de él se sacó.
Abierta Cuba a la inversión extranjera,
la vilipendiada economía de mercado vino
en ayuda del gobierno.
Primero los mexicanos y ahora los italianos participaron
en las inversiones necesarias en ETECSA, para
mejorar y ampliar los servicios telefónicos
del país. La densidad telefónica
en 1980 era de 40,1 líneas por cada mil
habitantes. En 1997 aumentó a 60,2, y sigue
creciendo. Para este año el estado calcula
la instalación de 47,000 nuevos teléfonos,
la mayoría en el sector residencial.
Por fin Jorge fue a firmar su flamante contrato,
pero ¡oh, sorpresa! Ahora no hay aparatos
telefónicos digitales. Por tal motivo,
tiene que esperar. Ya tiene la línea, pero
le falta el aparato. Consternado, recordó
que en las oficinas de ETECSA venden equipos telefónicos,
pero en dólares. El más baratico
es de 12 dólares. Jorge no cobra dólares
en su trabajo ni tiene algún familiar que
se los pueda enviar desde el extranjero.
Con tristeza en el alma, una más, ya casi
se resigna a esperar la llegada de los dichosos
aparatos para pagarlos en moneda nacional. Pero
un vecino avispado y bien informado le sugiere
que hable con los reparadores e instaladores,
que ellos de seguro tienen alguno, y a lo mejor
se lo cobran en dinero cubano. Así es la
cosa en el socialismo.
El caso de Jorge es el de la mayoría de
los cubanos de a pie, que no pudieron pagar "por
la izquierda" un teléfono en la época
en que la instalación clandestina llegó
a costar hasta 1,000 dólares. Al final,
"tiene que morir" en los que tienen
la llave de esos sueños, porque el estado,
con las prohibiciones y limitaciones incrementa
la corrupción.
La digitalización del sistema telefónico
cubano ha permitido la aparición de nuevos
servicios asociados a su uso. En comparación
con los años 80, es un cambio abismal.
Pero la calidad media que se oferta en los demás
países todavía está por alcanzarse
en el verde caimán. Cruces de línea,
interrupciones, y dificultades para comunicar
con otros abonados siguen presentes, ahora con
un cobro más caro por el servicio.
Quizás la solución pase por esos
mismos reparadores o instaladores que le pueden
ofertar un teléfono en moneda nacional.
Pero hay que "cuadrar" con ellos. De
otra manera, el sistema siempre será deficiente.
Si la calidad en los servicios telefónicos
tuviera un número al que usted pudiera
llamar para solicitarla, escucharía la
voz de la telefonista grabada que le dice: "El
número a que usted llama no está
asignado a ningún abonado". cnet/27
Si
no fuera por él (I)
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