CULTURA
Suite
Habana
LA HABANA, agosto (www.cubanet.org) - En el filme
Suite Habana sobran las palabras. Su realizador,
Fernando Pérez, logra que el espectador
quede impactado por la realidad cotidiana que
le rodea. A través de la imagen y el ruido
urbano, pero sin diálogos, Suite Habana
es el retratro de la vida de cualquier habanero.
Ese, al que se le está cayendo la casa;
el médico que sale del trabajo en bicicleta
porque no tiene asegurado el transporte y además,
trabaja como payaso en cumpleaños infantiles
los fines de semana.
Hasta el 31 de julio y en la Sala Chaplin los
cubanos pudimos observar nuestras vidas o la del
vecino más cercano. El poder de la imagen
alcanza su máxima expresión en Suite
Habana, donde la vida de Ofelia, una anciana jubilada
de 70 años, nos hace recapacitar en la
desesperanza y la lucha por la subsistencia diaria
que envuelve la vida de la mayoría de los
cubanos de la tercera edad. Escoger y tostar maní
hasta la madrugada y durante el día permanecer
horas caminando o detenida en el Paseo del Prado
ofreciendo sus cucuruchos de maní, se convierte
en la única razón para vivir de
Ofelia, esa anciana que lleva en la mirada la
estirpe de la nostalgia por tiempos mejores.
El joven bailarín cuyos días más
amargos son los lluviosos parece contemplar su
realidad con debida resignación. Mientras
llueve, se recuesta a la puerta para observar
el aguacero. Sabe que esta situación es
el preludio para que él y su madre vacíen
las palanganas desbordadas y con la escoba y el
trapeador boten el agua hacia el patio central
de la casa. La realidad de que después
que escampa llueve más adentro que afuera
forma parte de la vida de este joven cuya aspiración
consiste en ser un gran bailarín y poder
reparar algún día su casa.
Para Francisquito, un niño Síndrome
de Down, la vida transcurre bajo el amor y el
cuidado de sus abuelos y su papá, quien
abandonó su profesión de arquitecto
para dedicarle más tiempo. Su madre falleció
cuando él tenía 3 años y
su padre se esmera en que el plato de arroz con
frijoles no le falte a diario.
Para el lavandero del Hospital La Covadonga,
de 33 años, la vida nocturna es mucho más
atrayente. Unos tacones de casi 15 centímetros
de alto, un vestido plateado y una peluca, se
convierten en los atuendos que quizás le
propicien algún día hacer realidad
su sueño: cantar en un club. Esa es su
meta.
El filme Suite Habana ha sido calificado por
la crítica especializada como "uno
de los mejores filmes de la década y de
la historia del ICAIC". La capacidad de Fernando
Pérez para presentar la imagen, la fotografía
de Raúl Pérez Ureta y la partitura
de Edesio Alejandro, logran un híbrido
que hace que el espectador considere Suite Habana
un filme inolvidable. cnet/11
|