Futuro
incierto para desertores y Cuba evalúa la presencia
en Mundial de EE.UU.
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La Habana, 8 ago (EFE).- La deserción
frustrada de los dos mejores boxeadores cubanos
del momento, Gillermo Rigondeaux y Erislandy Lara,
ha llevado a Cuba a plantearse su participación
en el Mundial de Boxeo de Estados Unidos, previo
a las Olimpiadas de Pekín.
Los cubanos amanecieron hoy con una nueva reflexión
de Fidel Castro, en la que criticó con
dureza a los dos boxeadores, anunció que
no volverán a representar a Cuba en competiciones
en el exterior y adelantó que las autoridades
deportivas se plantean la participación
cubana en el Campeonato Mundial de boxeo.
"Imagínense a los tiburones de la
mafia demandando carne fresca (...) no estamos
ansiosos de suministrarla a domicilio", afirmó
el jefe de la revolución en el artículo.
Cuba "analiza todas las variantes posibles,
incluyendo cambiar la lista de boxeadores o no
enviar delegación alguna, a pesar de los
castigos que nos esperen", insistió
el convaleciente líder cubano, para quien
"el atleta que abandona su delegación
es como un soldado que abandona a sus compañeros
en medio del combate".
Las palabras de Fidel Castro auguran un futuro
incierto para Ringondeaux y Lara, que desaparecieron
de la Villa Panamericana en Río de Janeiro
el pasado 22 de julio y días después
fueron localizados por la policía brasileña
y deportados a Cuba tras una aventura en la que
quedan todavía muchos puntos oscuros.
Tras su llegada a la isla el pasado domingo,
Rigondeaux, de 26 años y doble campeón
mundial y olímpico, y Lara, de 24 y campeón
mundial de la categoría wélter,
fueron conducidos a una "casa de visita"
en la que estuvieron hasta hoy, cuando recibieron
autorización para regresar a sus domicilios.
Rigondeaux, en una entrevista con Efe concedida
en su apartamento de Altahabana, aseguró
que no hubo deserción, sino un "problema
de disciplina".
Según su versión, en la que quedan
muchos cabos sueltos, los dos boxeadores estaban
pasados de peso y decidieron abandonar la Villa
Panamericana.
Estuvieron durante varios días con un
grupo de empresarios cubanos y alemanes en una
playa brasileña y finalmente optaron por
regresar a Cuba.
"No teníamos intención de
desertar", afirmó Rigondeaux, quien
reconoció que salieron de la villa "sin
autorización".
"Cometimos una gran indisciplina y estamos
dispuestos a asumir lo que sea", admitió
el joven boxeador cubano, quien explicó
que durante su estancia en la "casa de visita"
de La Habana se entrevistaron con funcionarios
del Comité Central del Partido Comunista.
Allí recibieron "bastantes presiones",
pero "el comportamiento de todo el mundo
(fue) muy bueno, el criterio de todo el mundo
muy bueno", dijo.
Ahora "estamos esperando a ver qué
pasa", apuntó Rigondeaux, quien espera
"orientaciones superiores" para saber
si volverá a boxear en Cuba.
Aunque "si es por mí, estoy decidido
como siempre hasta ahora y he tratado de mantener
todos mis títulos", comentó.
De momento, Rigondeaux sigue cobrando un salario
de 650 pesos cubanos mensuales (unos 27 dólares),
conserva su apartamento, propiedad del Instituto
Nacional de Deportes y Recreación Física
(INDER) y las autoridades le han devuelto su coche.
Rigondeaux no quiere pensar que éste pueda
ser el final de su carrera: "pienso que no,
ahora es que yo peleo".
El deportista no confirmó las versiones
de medios brasileños, según las
cuales él y Lara habrían recibido
una oferta del empresario alemán de origen
turco Ahmet Oner, el mismo que en diciembre de
2006 contrató a los boxeadores cubanos
Yan Barthelemí, Yuriolkis Gamboa y Odlanier
Solís, quienes abandonaron al equipo con
el que viajaron a una competencia en Venezuela.
Sus deserciones se sumaron a las de otros importantes
boxeadores cubanos, como Diosvelys Hurtado, Juan
Carlos Gómez y Joel Casamayor, los tres
fueron campeones del mundo en Estados Unidos.
Tras la salida de Rigondeaux y Lara del equipo
nacional de boxeo, la delegación cubana
se queda con un solo campeón del mundo,
Jordanys Ugaz, en la categoría de peso
ligero.
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