Viviendas en Cuba: mala calidad, atrasos y corrupción

HOLGUÍN, Cuba.- “El agua se filtra. Mi hija es asmática. Cuando llueve tengo que sacarla cargada del cuarto. Si camina puede resbalar y caer en el piso mojado”, dice Odalys Sánchez, una joven que vive con su niña de tres años en un apartamento de uno de los edificios del reparto Villa Nueva, en la ciudad de Holguín.
A poco tiempo de entregada, la morada mostró problemas de construcción. “Hicimos la reclamación a la Dirección Municipal de la Vivienda y todavía no nos han dado respuesta. Para mejorar la situación hemos tenido que comprar materiales y pagar la mano de obra”, dice Sánchez.

El descuido en la calidad de las viviendas construidas en Holguín no tiene para cuando acabar. Los jefes a pie de obra culpan a la fuerza de trabajo que en su mayoría son reclusos contratados por la insuficiencia de albañiles. Un argumento en el que muchos ven un pretexto para ocultar la malversación y el desvío de los materiales de la construcción hacia un mercado informal cada vez mayor por la falta de recursos en las tiendas, en un país con un alto déficit del fondo habitacional.
Sin embargo, como propaganda política, cada año las autoridades celebran la cantidad de viviendas terminadas sin tener en cuenta la calidad de la construcción.

La vivienda es uno de los principales problemas históricos de Cuba, con más de 11 millones de habitantes y 3 946 747 de viviendas, de las que el 39 % está en regular y mal estado técnico, según cifras oficiales.
Además, se informaron que 854 edificios están en estado crítico, 696 de ellos en la capital cubana, y un total estimado de 849 753 personas afectadas, de acuerdo a una publicación del oficialista Cubadebate.
Para eliminar en una década el déficit histórico acumulado de 929 695 hogares, en diciembre de 2018 el Gobierno puso en práctica la Política Nacional de la Vivienda. Desde entonces ha ido de fracaso en fracaso. Sus responsables incurren año tras año en los mismos errores, mientras que los resultados en cada período son peores que los anteriores.

Holguín incumple históricamente el plan de construcción de viviendas. El 2019 mostró un comportamiento desfavorable: se edificó sólo el 20 por ciento. De las células básicas habitacionales se terminaron 259 de las 2 456 en plan.
En el 2020 la provincia estuvo entre las peores del país en el cumplimiento de los indicadores del Programa de la Vivienda. Una situación que no mejoró en el 2021.

Por su rápido deterioro, las edificaciones con poco tiempo de inauguradas deben ser sometidas a mantenimiento. Después de la reparación, generalmente se vuelve sobre lo mal hecho, en un círculo vicioso donde siempre se benefician los malversadores en detrimento del pueblo.

“Mi apartamento tiene filtraciones por el techo. Se moja el baño, el cuarto y la cocina. El agua llega hasta el sistema eléctrico y corremos el riesgo de electrocutarnos. Contraté a un plomero y dice que tengo que romper el tercer piso para solucionar el problema. Entre materiales y mano de obra, el arreglo cuesta más de 10 000 pesos. Tengo dos niños pequeños y yo no puedo asumir ese gasto, dice Marian Carballo, vecina del reparto Sanfield, con un salario de casi 4 000 pesos mensuales que apenas le alcanza para comprar la canasta básica.
Un problema similar denuncia Pedro Chapman. “Las filtraciones de la tubería de desagüe del edificio hace que el agua podrida se estanque en la terraza. A veces llega hasta la sala. Tenemos que poner frazadas debajo de la puerta para evitarlo. Cuando nos lo entregaron, una parte del apartamento no tenía corriente. Un vecino vino a terminar la instalación con materiales que compramos”, dice Chapman.

El apartamento de Juana Rojas tiene dificultades en las instalaciones hidrosanitarias. “Las pilas (grifos) no cierran bien y hay escape de agua. Mi hijo compró zapatillas para arreglarlos.”
Mientras, Katia Leyva dice que la falta de cemento y un mal terminado han provocado que el enchapado de la cocina se haya despegado. “Tú las tocas y suenan huecas; y cuando se desprende una, comienzan a desprenderse las otras”, dice Leyva, que también muestra los marcos de las puertas separados y flojos.

El peligro acecha a Bertha López y a su familia. “En el edificio los balcones están separados y en cualquier momento nos pueden caer arriba”, dice López y agrega que los tanques de la azotea no tienen tapas. Además “nos dejaron sin pilas (grifos) para el agua. Donde se suponía que había un tomacorriente, pusieron un papel para rellenar el hueco. En la cocina dejaron uno simple y el otro sellado donde debe haber más tomacorrientes por la cantidad de equipos eléctricos que utilizamos para cocinar. Desde la cuarto piso hasta la primero hay filtraciones por la tubería de acueducto y de desagüe”, detalla López.
La Dirección Municipal de la Vivienda (DMV), como inversionista, ha realizado demandas a la Empresa Constructora de Obras de Arquitectura (ECOA-19), encargada de la edificación.

“Por la mala calidad de las obras demandamos a la ECOA-19. Detectamos filtraciones, mala terminación de las conexiones del sistema hidráulico”, dijo a CubaNet un empleado de la DMV que solicitó el anonimato por temor a represalias.
Malversación vs calidad
La mala calidad del terminado de las obras es consecuencia de la malversación y al desvío de recursos.
“Me apena decirlo, pero parece que se robaron los materiales”, denuncia Juana Sánchez. Algo que corrobora Pedro Chapman: “Se veían los desvíos. Sacaban las bolsas de cemento, las cabillas y otros materiales”
En el mercado informal, la bolsa de cemento se comercializa a 1 500 pesos y la tira de cabilla a 1 000 en un país donde el salario mínimo es de 2 100 pesos y el promedio está sobre los 4 000.

Durante una reciente visita a Holguín, el viceprimer ministro de la República de Cuba, comandante Ramiro Valdés Menéndez, criticó la falta de control, la negligencia y la violación de lo establecido por los directivos y funcionarios del sector. Dificultades que se evidencian en la no correspondencia entre los suministros y la producción local de materiales con la cantidad de células básicas construidas.
“En esas brechas está la posibilidad del desvío de recursos que van a parar a manos inescrupulosas y especuladoras, lo que no solo incide en que no se cumplan los planes de construcción de viviendas, sino también en la calidad de su terminación”, dijo Valdés Menéndez.

Entre las infracciones detectadas por la Contraloría y Fiscalía están la entrega de viviendas declaradas habitables y ya pagadas sin la instalación de los sistemas hidráulicos y eléctricos internos y externos. También detectaron pagos de salarios injustificados por la supuesta construcción de viviendas sin cimentar o sin un previo movimiento de tierra.
Menéndez reconoció que “situaciones como estas, alejadas de toda ética y moral, crean disgustos y molestias en el pueblo”.
Sin embargo, las irregularidades continúan en el sector. “Holguín siempre ha estado rezagado. Todos los años escucho las quejas de la mala calidad del terminado de las casas construidas por el Gobierno. Se han hecho infinidad de reuniones donde se señalan los mismos errores. Y al final los resultados son peores. Sigue la mala calidad, el robo y la corrupción”, dice Rolando Granados, un vecino del reparto Villa Nueva.

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