LA HABANA, Cuba.- La sección de anécdotas de la pelota cubana continúa con estos tres platillos exquisitos.
El error de Tomás
El poder de las muñecas de Yasmany Tomás se empieza a hacer sentir en la pelota cubana cuando llega la hora de conformar la selección que viajará rumbo a Holanda para disputar un importante evento. El muchacho ha tenido un año impresionante, pero finalmente es ignorado a la hora de integrar la escuadra.
Pasado el tiempo, Tomás es llamado a la preselección de cara al tope con los japoneses previo al Clásico Mundial de 2013. En una de esas, el mentor Víctor Mesa se le acerca durante un entrenamiento.
—¿Tú sabes por qué no te llevé al torneo en Holanda?
—No sé, Víctor, supongo que porque era muy joven y había gente más establecida…
—No. Te dejé fuera porque tú le habías dicho a José Miguel Fernández [segunda base de Matanzas] que yo estaba loco.
Botado por pensarlo
Son los años noventa y se juega la Serie Provincial en Ciego de Ávila. En el campo del “Paquito Espinosa” de Morón chocan los locales contra las huestes del municipio Bolivia. La pólvora de la rivalidad puede respirarse en el ambiente.
La visita recibe cero en su primera oportunidad ofensiva y el home club entra en acción. El leadoff es retirado y toca el turno a José Ramón Rodríguez, un pelotero que se caracteriza por protestar todas y cada una de las decisiones arbitrales. El umpire lo sabe.
El lanzamiento inicial es un strike cantado. La pelota ha pasado por la zona de duda, así que Rodríguez (siempre en desacuerdo) ironiza pasando su bate por fuera del plato, indicando que el envío era malo.
No contento con eso, se separa dos pasos y mira de arriba abajo al árbitro, el cual contesta de inmediato decretando la expulsión del jugador. Es entonces que el coach de tercera sale corriendo, se le encara al principal y lo emplaza:
—¿Cómo vas a botar a un hombre que no hizo ni dijo nada?
—Ni dijo ni hizo, pero lo pensó. Por eso mismo lo expulsé.
La paja en el ojo ajeno
Hay quien suele tirar piedras olvidando que tiene tejado de vidrio, y hay quien no deja de hacerle swing a dichas piedras. Tal es el caso de la anécdota protagonizada por el legendario Antonio Muñoz en la etapa que fungió como director de Cienfuegos (1994-1996) en la Serie Nacional.
Resulta que los Elefantes perdían demasiados juegos —nada raro en una escuadra que todavía no ha ganado un campeonato doméstico—, y una de las máximas autoridades políticas del territorio quiso pasarse de chistoso a costa del Gigante del Escambray. Más breve y cortante no pudo ser el diálogo.
—Guajiro, ¿cuándo va a ganar ese equipo?
—Cuando los centrales tuyos cumplan…
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