LA HABANA, Cuba.- La muerte sorprendió en Tampa, Florida, a la subcampeona olímpica de atletismo, Violeta Quesada Díaz, a la edad de 76 años víctima de un infarto cerebral, según fuentes deportivas en La Habana
Quesada (11 de julio, 1947, Santa Clara) se encontraba de visita en Estados Unidos al momento de su deceso.
La ex corredora Violeta Quesada era considerada una “gloria del deporte cubano” especialmente por su brillante faena en los Juegos Olímpicos de México, 1968, donde integró la cuarteta 4×100 metros junto a Marlene Elejalde, Fulgencia Romay y Miguelina Cobián, que conquistó la medalla de plata sólo superada por Estados Unidos. Las cubanas registraron récord nacional de 43,3 segundos.
En esos Juegos Cuba consiguió cuatro medallas, todas de plata: dos en el atletismo con sus postas 4×100 en mujeres y hombres, y otras dos en boxeo por medio de Enrique Regueiferos (63,5 kg) y Rolando Garbey(71 kg), ambos fallecidos.
En la cita mexicana Quesada también fue inscrita en los 100 lisos donde llegó hasta cuartos de final.
El anuncio de su deceso lo dio a conocer este domingo en redes sociales el el ex vallista olímpico Lázaro Betancourt mientras el periodista y ex futbolista José Francisco Reynoso amplió en detalles.
Numerosas muestras de pesar se conocieron de inmediato .”Gloria eterna Violeta”, escribió el medallista olímpico Hermes Ramírez, miembro del relevo 4×100 y ganador de la presea de plata en México-68 junto a Juan Morales, Pablo Montes y Enrique Figuerola.
Un año antes de esas olimpiadas del 68, Quesada había conseguido otra memorable labor con medalla de oro en los V Juegos Panamericanos de Winnipeg, Canadá, con el relevo corto y triunfo sobre las favoritas estadounidenses
En 1966 fue seleccionada para competir en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Juan, Puerto Rico, pero no pudo salir a la pista por una lesión. En 1963 había sido convocada a la preselección nacional con sólo 16 años.
Logró medalla de plata en los Juegos Centrocaribeños de Panamá-1970 en los 200 planos detrás de su coterránea Cobián – llamada la Gacela Oriental- en una prueba de 1-2-3 para las cubanas con el bronce para Romay.
Luego de su retiro y de graduarse como Licenciada en Cultura Física, se desempeñó como entrenadora de velocidad. Varias medallas logró en Campeonatos regionales Juegos Universitarios y otros certámenes.
En noviembre del 2005, fue exaltada al Salón de la Fama de Confederación Centroamericana y del Caribe.
