Bobby Fischer: el estadounidense que puso freno a la escuela soviética de ajedrez

El genio nacido en Chicago se coronó Campeón Mundial de Ajedrez en 1972 con siete partidas ganadas, tres perdidas y 11 empates ante Boris Spassky
Bobby Fischer, ajedrez, Estados Unidos, Rusia
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LA HABANA, Cuba.- El 9 de marzo de 1943 nació en Chicago, Illinois, Robert James Fischer, quien se convertiría en una de las figuras emblemáticas del ajedrez. Con solo seis años, el pequeño Fischer aprendió los rudimentos del juego-ciencia de forma autodidacta. A falta de contendientes, jugaba contra sí mismo y a la par estudiaba con fruición libros sobre viejas partidas de ajedrez.

Su obsesión por el juego llegó a tal punto que su madre se preocupó y quiso saber si otros niños mostraban un comportamiento similar. Su inquietud recibió, por toda respuesta, la información de que el Maestro Max Pavey, excampeón escocés, ofrecería una exhibición de simultáneas en enero de 1951.

Allá fue Fischer con su madre, y aunque le plantó cara a su rival durante quince minutos, atrayendo la atención de los asistentes, terminó perdiendo frente al Maestro. No obstante, aquel cuarto de hora fue suficiente para que el presidente del Club de Ajedrez de Brooklyn quedara impresionado por los conocimientos del chico y su manera de jugar.

En 1955, con doce años, Bobby Fischer entró al Club de Ajedrez de Manhattan. Intercambió con famosos maestros y jugadores, sin dejar de estudiar por su cuenta todo lo relacionado con la disciplina.

Su carrera profesional coincidió con el auge de la escuela soviética de ajedrez, que dominó en los certámenes internacionales desde 1948 hasta la desintegración del bloque, en 1991. La única amenaza a su hegemonía fue, precisamente, Fischer, quien para 1957 ya era campeón juvenil de Estados Unidos y se perfilaba como un temible contrincante en los torneos internacionales.

Su clasificación para el Torneo Interzonal de Portoroz (Eslovenia), le dio automáticamente el título de Gran Maestro, convirtiéndose en el más joven de la historia en ese momento, con solo quince años y seis meses.

Desde entonces muchos jugadores han superado dicho récord, pero a Fischer le tocó una etapa difícil, con escaso acceso a recursos, información y profesores. A pesar de las limitaciones, su genio natural se impuso y fue Campeón de Estados Unidos en ocho ocasiones.

En las Olimpiadas de Ajedrez conquistó dos medallas de plata y una de bronce. Durante la edición celebrada en La Habana, Fischer enfrentó al subcampeón olímpico Boris Spassky, con quien marcó tablas y luego perdió; aunque a lo largo del evento el Gran Maestro de Brooklyn ganó 40 partidas, empató 18 y perdió siete, para un espléndido promedio de efectividad de 75,4 %.

Durante una década (1962-1972), Fischer ganó casi todos los torneos en que participó. Solo en dos competencias no emergió victorioso: el Torneo Memorial Capablanca, celebrado en La Habana en 1965; y la Copa Piatigorsky de 1966. En ambas obtuvo el segundo lugar.

En 1970 se llevó a cabo el encuentro anual de ajedrez entre la Unión Soviética y el resto del mundo, en el cual Fischer derrotó a todos sus rivales, incluido el campeón mundial, Tigrán Petrosian. Al año siguiente, el estadounidense recibió, por primera vez, el Óscar del Ajedrez, distinción que ganaría otras dos veces.

El año 1972 fue decisivo para Fischer. Logró disputar el Campeonato del Mundo, ganando la mayoría de las partidas en el Torneo de Candidatos, el de más alto nivel en el orbe. Venció categóricamente a los grandes maestros Mark Taimánov (URSS) y Bent Larsen (Dinamarca). Para el primero, la derrota tuvo lamentables consecuencias, pues el gobierno soviético lo acusó de no haber sido capaz de “defender la honra patriótica”.

En aquel Encuentro de Candidatos, Fischer marcó el impresionante récord de veinte victorias consecutivas, un hito en la historia del ajedrez de élite.

El genio nacido en Chicago se coronó Campeón Mundial de Ajedrez el 1.º de septiembre de 1972, con un total de siete partidas ganadas, tres perdidas y 11 empates ante quien fuera su némesis, Boris Spassky. La victoria se produjo en medio de tensiones geopolíticas entre la URSS y Estados Unidos. De hecho, la participación de Spassky en el evento estuvo muy condicionada por el voluntarismo político del régimen soviético. El jugador se vio sometido a una tremenda presión, hasta que finalmente abandonó, por vía telefónica, la última partida.

Hasta el día de hoy, Robert “Bobby” Fischer ha sido el único estadounidense en lograr el título mundial.

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