Adiós al profesionalismo: 62 años del decreto para coartar al deporte cubano

El 10 de febrero de 1962 el INDER tomó la decisión de poner fin al deporte profesional en Cuba, bajo la presunta premisa de evitar la comercialización del deporte
Cuba, deportes, profesionalismo
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MADRID, España.- El 10 de febrero de 1962 marcó un antes y un después en la historia deportiva de Cuba: el Instituto Nacional de Deportes Educación Física y Recreación (INDER) tomó la decisión de poner fin al deporte profesional en la Isla. Esta medida, presentada bajo la presunta premisa de evitar la comercialización del deporte y prevenir que “unos pocos se enriquecieran a costa del mayor número”, tuvo profundas repercusiones que marcaron el destino de los atletas cubanos y el panorama deportivo nacional.

A partir de este decreto, los talentosos atletas, que anteriormente habían competido como profesionales en diversas disciplinas, se vieron obligados a adoptar el estatus de aficionados. El INDER, establecido apenas un año antes, asumió el control absoluto sobre la gestión, desarrollo y actividades de los deportistas en el país. No solo monopolizó el trabajo de los atletas, sino que también se convirtió en la única entidad autorizada para dirigir las competiciones y actividades deportivas, incluso limitando la participación en ligas profesionales extranjeras.

Durante los años 90 se produjo una ligera apertura que permitió a algunos jugadores de béisbol, voleibol, baloncesto y balonmano competir en clubes profesionales en el extranjero. Sin embargo, esta flexibilidad fue efímera y la rigidez del sistema volvió a imponerse rápidamente. No fue sino hasta 2013 que se dio la posibilidad a los deportistas cubanos de contratarse en equipos extranjeros, aunque con la condición de que estuvieran presentes en Cuba durante las competencias fundamentales del año.

A pesar de estas concesiones tardías, las condiciones impuestas por la Federación Cubana de Béisbol y otras federaciones deportivas siguen siendo excesivamente restrictivas y desfavorables para los atletas. La burocracia y el control gubernamental sobre el deporte han limitado significativamente el crecimiento profesional y han generado una constante emigración de deportistas cubanos en busca de mejores oportunidades en el extranjero.

Las consecuencias de esta política deportiva son profundas y multidimensionales. Aunque se argumentó que la abolición del deporte profesional buscaría preservar la integridad del deporte y evitar la explotación de los atletas, en realidad ha obstaculizado el desarrollo del talento deportivo cubano. En lugar de enriquecer el deporte nacional, las restricciones impuestas han generado un éxodo continuo de talento, privando a Cuba de atletas valiosos y socavando la competitividad de sus equipos en el ámbito internacional.

Solamente en el recién concluido 2023 más de un centenar de deportistas dejaron Cuba por diversas vías. El béisbol lideró las estadísticas de emigración con 41 jugadores, seguido por el hockey con 12 y el balonmano con 10.

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