¿Adelante
el Proyecto Varela?
Manuel David Orrio, CPI
LA HABANA, febrero (www.cubanet.org) - Días atrás, mi estimado
colega Oscar Espinosa Chepe publicó un artículo titulado "¡Adelante el Proyecto Varela!", en el cual comentó
en términos no exentos de alegría la noticia de que la mencionada
iniciativa había logrado reunir las diez mil firmas de cubanos requeridas
por la ley para erigirse en una petición ciudadana que debe ser analizada
por la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba (parlamento).
Como es conocido, el Proyecto Varela aspira a impulsar un conjunto de
cambios institucionales amparándose en la Constitución vigente en
la isla, que de lograrse conducirían a ésta hacia una organización
política de la sociedad muy cercana a lo que pudiera llamarse un Estado
regido por normas democráticas internacionalmente aceptadas.
El Proyecto Varela promueve, entre otras, la libre expresión y
asociación con fines pacíficos, la amnistía a los presos
políticos y de conciencia y un adecuado protagonismo de los nacionales
sobre los extranjeros en materia de Economía.
Justo apuntarlo: si como declaró ante el presidente mexicano Vicente
Fox el principal gestor del Proyecto Varela, Oswaldo Payá Sardiñas,
ya se lograron reunir las célebres diez mil firmas, quedó
demostrado -como afirma Espinosa- que se "desmiente categóricamente
la propaganda oficial de que la disidencia cubana no tiene significación
política". Eso es un hecho. Los hechos son tercos, y a mi entender
se ha comenzado a predeterminar un nuevo escenario, signado por el sospechoso
cambio operado en palabras de Fidel Castro, quien pasó de denominar a los
disidentes de "grupos contrarrevolucionarios" a "grupos
opositores", durante una reciente entrevista. Sin dudas, dato curioso.
Sin embargo, la terquedad de estos hechos no oculta la de otros. Alrededor
de un decenio atrás, el Partido Pro Derechos Humanos de Cuba realizó
similar hazaña -y lo es en condiciones totalitarias o post-totalitarias,
antes y ahora- y lo único que logró fue exactamente nada más
que demostrar lo mismo que hasta ahora se ha demostrado y que Espinosa tan
acertadamente anota, sin contar la absoluta falta de validez jurídica de
las firmas reunidas por el Proyecto Varela, al no haberse cumplido el requisito
exigido por la ley de validar esas rúbricas ante notario público,
lo cual coloca al gobierno de Fidel Castro y al mismísimo parlamento en
la muy cómoda posición de poder rechazar de plano a la iniciativa
de marras, sencillamente invocando un aspecto procesal que en su debido momento
fue señalado por jurista como René Gómez Manzano, firmante
del documento alternativo La Patria es de Todos, y al cual, como se dice en
castellano de Cuba, los gestores del Proyecto Varela "le hicieron el caso
del perro".
Supongamos entonces que pese a lo anterior el poder de Cuba acepta discutir
la iniciativa en el parlamento e incluso llevarla a referendo. Ni siquiera se
discute que el gobierno de Fidel Castro dispone de todos los recursos para hacer
funcionar lo que destacados estudiosos de las dinámicas del totalitarismo
o del post-totalitarismo han denominado "unanimidad orgánica".
Y aún así, supóngase además que de nadie sabe dónde
haya germinado en Cuba un sentido de civilidad que lleve a la ciudadanía
a votar en favor de la iniciativa de manera masiva. Aún así,
existe el peligro real de que por una votación de 51 a 49 los cubanos "decidan"
soberanamente gritar a voz de cuello: ¡Vivan las cadenas!
Semejante escenario es bien posible. Y lo es, porque la principal falla
conceptual del proyecto Varela radica en que pone a discusión fueros
inalienables al ser humano. Democracia es derecho de la mayoría a imponer
su voluntad y derecho a criticar de la minoría descontenta -palabras de
Lenin, por cierto.
Ni este periodista, ni nadie en el mundo, tiene por qué aceptar que
tal o más cual individuo e incluso todo un pueblo, se pronuncie "soberanamente",
por ejemplo, sobre mi derecho o no a expresar opiniones o recabar informaciones
siempre y cuando sea respetado lo mismo para terceros.
Por ello, me atrevo a apuntar que la posibilidad de victoria para el
Proyecto Varela es tan lejana como para hacer pensar seriamente en sus
relaciones costo-beneficio para el movimiento cubano por los derechos humanos.
Un gesto heroico no exime de la obligación de apostar por la victoria...
para ganar.
Entonces, mi pregunta en pie: ¿Adelante el Proyecto Varela?
Esta información ha sido transmitida por teléfono,
ya que el gobierno de Cuba no permite al ciudadano cubano acceso privado a
Internet. CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores, y autoriza
la reproducción de este material, siempre que se le reconozca como
fuente.
|