Yahoo! Marzo 26, 2001.
La Habana, 25 Mar (Notimex).- Clientes de tiendas del Estado, en moneda
nacional y dólares, demandan cada vez con mayor frecuencia que se
implemente una ley de Defensa del Consumidor, ante las irregularidades que se
cometen en el sector comercial de Cuba.
Los atribulados ciudadanos, víctimas de estafas y maltratos en esos
establecimientos, han recibido respaldo de la prensa oficial de la isla que ha
puesto énfasis en el tema en las últimas semanas al relatar
argucias de empleados timadores.
El jurista Santiago Cuba, en un artículo publicado por el diario
Granma, puso el dedo en la llaga al indicar que parte del problema está
en la carencia de una Ley única de Protección al Consumidor,
aunque aceptó que existen normas legales que lo respaldan.
El Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros y el Ministerio de
Comercio Interior, tienen en vigencia disposiciones para sancionar a quienes
violen precios y tarifas o pongan a la venta productos incompletos,
deterioriorados o en mal estado.
Pero como reconoció el semanario Granma Internacional, en la mayoría
de los casos las víctimas del mal servicio han tenido tan amargas
experiencias en sus reclamaciones que desisten del empeño al que tienen
que dedicar bastante tiempo.
Las principales violaciones son mercancías sin el precio visible o
adulterado, mala calidad de algunos productos, negativa a dar cambio en moneda
fraccionaria, ocultación de artículos, ventas de otros vencidos, y
la alteración de las balanzas.
Tampoco deja de ser frecuente la venta de emparedados con menos jamón
del que debían tener, raciones de papas fritas servidas a la mitad y un
pollo frito con sólo medio peso del normal, o perros calientes (hot dog)
sin todos sus aderezos.
Estas infracciones carecen de fronteras y ocurren en mercados agropecuarios
de libre oferta y demanda, tiendas en dólares y hasta en la adelgazada
red de comercio minorista, con precios bajos subsidados por el Estado para
proteger a personas de escasos recursos.
Sólo el año pasado en el mercado agropecuario mayor de esta
capital, se tramitaron 302 quejas y sugerencias, el 90 por ciento de las cuales
eran verídicas, lo que determinó la expulsión de 48
vendedores, según el semanario "Trabajadores".
Sin embargo, reconoció Granma, en ocasiones las multas aplicadas a
los infractores son ínfimas en relación con la ganancia obtenida
por el robo en el pesaje, y en otras los sancionados reaparecen como vendedores
en otros lugares.
Fuentes consultadas carecieron de datos sobre el volumen de dividendos que
obtienen empleados y algunos administradores de tiendas, pero el público
observa con recelo como cambia el estilo de vida de muchos de ellos.
"Esa muchacha trabaja como cajera hace sólo un mes y ya tiene
cadenas de oro en el cuello y sortijas de plata", dijo una ama de casa de
poco más de 60 años, tras comprar una botella de aceite comestible
y un kilo de hígado de res.
Según los reportajes publicados, el problema es de difícil
solución pues no basta con enseñar a la población a
reclamar sus derechos ni en continuar sancionando a quienes maltratan y roban a
los clientes.
Granma Internacional anotó que en esta nación insular caribeña
ha habido una subversión de valores en el giro comercial al vaciar de
contenido la palabra "cliente", sustituyéndola por la de "usuario".
Para algunos trabajadores de esos comercios (que incluyen restaurantes y
cafeterías) el usuario es "algo así como que va a usar un
servicio, gracias a la bondad del vendedor", comentó en forma
atinada el artículo periodístico.
"Mientras los directivos del comercio no tengan asociados sus ingresos
personales a su desempeño, la gestión de control seguirá
deficiente y los problemas persistirán", opinó la fuente.
Analistas recordaron que el Estado cubano carece de interés en
estimular el crecimiento del minúsculo sector privado que ofrecería
alternativas al consumidor, en un mercado competivo, con varios actores económicos
en pie de igualdad.
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