Ahogados en Río Cristal
LA HABANA, Cuba, 22 de septiembre, (Aliomar Janjaque, Fundación cubana LGTB, www.cubanet.org) -Entre 2008 y lo que va del año 2009, cinco jóvenes se han ahogado en el Río Cristal, en el municipio de Boyeros, Ciudad de la Habana. Las victimas han quedado atrapadas entre las cabillas y escombros arrojados al río por los constructores de la fábrica de helados Coppelia, según relató Adrián Pérez, de 18 años, estudiante de Construcción Civil de la escuela José Martí, del mismo municipio, que frecuentemente pesca en el río.
Marlon Dunning Cáceres, de 17 años, estudiante de la misma escuela y también pescador de inmersión en el Río Cristal, narró:
“En agosto del año pasado el pantalón de la escuela se me enredó debajo del agua con una de las cabillas que salen de los escombros que tiró la fabrica de pienso. En mi desespero removí el fango del fondo y no podía ver nada. Cuando ya casi no podía más, di un último tirón, la cabilla rompió el pantalón y me cortó el muslo del pie derecho, pero pude salir. Me arrastre como pude por el monte y en la carretera alguien en un carro me recogió y me llevó al policlínico de Boyeros. Allí me limpiaron la herida y me trasladaron al Hospital William Soler, donde me dieron 16 puntos. Perdí perdido mucha sangre. Días después supe que un muchacho se había ahogado en el mismo lugar”.
“Debido a los continuos accidentes y muertes de jóvenes, la policía municipal ha puesto un cartel prohibiendo nadar en el río, pero los menores continúan viniendo en verano porqué no tienen otro lugar a donde ir a divertirse. La entrada la piscina del Rió Cristal (centro recreativo aledaño al Río) cuesta 5 cuc (moneda fuerte), equivalentes a 125 pesos nacionales, con un consumo mínimo de 3 cuc, equivalentes a 75 pesos, para un total de 190 pesos. Esa cantidad es imposible de pagar para la mayoría de los muchachos”, dijo Alexander Aves, salvavidas de la piscina.
“En innumerables ocasiones he tenido que socorrer a jóvenes a punto de ahogarse; no siempre he podido llegar a tiempo, es duro, pero es mi trabajo. Para evitar estos accidentes sería necesario un dragado total o parcial del río, pero la empresa no tiene recursos para hacerlo”, concluyó el salvavidas.
“El agua del río está además muy contaminada. La vez que mi hijo se me escapó para el río, y lo vi metido en esa suciedad, casi me da un ataque. Contrajo estafilococos en las espinillas de la cara, los granos le supuraban pus y su carita ha quedado con cicatrices profundas, producto de las curas. Fueron días muy negros”, dijo Ana Lidia Ferrer, madre de un niño de la zona.
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