Barrio Chino o el sueño de Irmina

Paulino Alfonso

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) - El Barrio Chino de La Habana fue alguna vez hogar de una próspera comunidad de inmigrantes. Hoy, cualquier extranjero que vea los anuncios de Eusebio Leal Spengler, historiador de la ciudad, sobre el barrio, pudiera imaginar algo así como el Chinatown de Manhattan o Los Ángeles. Nada más lejos de la realidad. 

En 1997, a Irmina Eng y varios descendientes de chinos se les ocurrió la idea de restaurar el otrora activo y bullicioso Barrio Chino habanero, por lo que contactaron al alcalde de la ciudad, y con el apoyo de la Embajada China, la deteriorada Asociación Chung Wua y los generales Moisés Sio Wong y Chuy Cabrera, se les concedió el permiso. 

Con los chinos al frente, se comenzó la restauración del Cuchillo de Zanja, unos 80 metros de calle estrecha y de locales verdaderamente chinos, que por el tamaño y condiciones asustaban a una rata de alcantarilla. 

Con la misma diligencia que los antiguos chinos construyeron la Gran Muralla, los implicados repararon 38 años de abandono, mugre y desidia, y a la vuelta de 36 meses se vieron los resultados. Y lo más importante para Fidel Castro: el lugar empezó a producir dólares. 

¿Cómo se realizó el milagro? Dejaron que los chinos administraran sus negocios, emplearan a quienes quisieran, pagaran salarios en dólares y se abastecieran de lo necesario para trabajar, sin organopónicos, ni planes especiales…y, lo más importante, sin pedirle nada al Estado. 

Se permitió que un cubano enviara dinero desde los Estados Unidos a su hijo y que con él, construyera en 40 metros cuadrados el más rentable y eficiente restaurante de La Habana.  Baste decir que el Barrio Chino tuvo en el año 2000 mejor desempeño que la gastronomía y el turismo de La Habana.

Quizás el lector que vive en libertad se preguntará: ¿Por qué no generalizaron la fórmula aplicada el Barrio Chino? Que le pregunten al Comandante por qué, al ver el éxito, sacó del juego a Irmina Eng y mandó a Eusebio Leal a intervenir el barrio para subordinarlo al Consejo de Estado.  

En medio de su enojo, el Comandante lo explicó: “¿Quien le dijo a esos comemierdas que pueden autofinanciarse sin contar conmigo?”.

palest44@yahoo.com