Descifrando enigmas

Osmar Laffita

LA HABANA, Cuba, febrero (www.cubanet.org) - A los arqueólogos que se dedican a la búsqueda de objetos pertenecientes a las dinastías faraónicas que existieron en Egipto hace cinco mil años, su trabajo no le resulta tan engorroso como el complicado intento de  aquellos que se interesan en conocer el comportamiento de la agricultura cubana, y el modo en que cumple sus planes de cosecha y la entrega de productos a la red minorista. Eso resulta más  complicado que conocer con exactitud la edad de las 22 momias recientemente encontradas en la necrópolis de Saqqara, pertenecientes a la XXVI dinastía. 

Hay que estar a la caza de la poca información que se filtra por contados canales que, por lo general, provienen del exterior, porque para la prensa oficial las informaciones económicas, como la evolución de la enfermedad de Fidel Castro, son consideradas secreto de Estado. Gracias a esas fuentes alternativas podemos conocer parte de lo que uno busca.  

Un ejemplo de ese endeble secretismo es que ya estamos terminando el segundo mes del año y aún no se sabe cuál fue el cumplimiento de la producción agrícola del pasado año. Lo que se ha podido conocer, a través de un comunicado del U.S. Trade and Economic Council, grupo independiente radicado en Nueva York, es que las compra de alimentos del gobierno cubano a los Estados Unido en 2008 alcanzó la cifra récord de 710 millones de dólares, representando un asombroso incremento del 61% en comparación a lo adquirido en 2007. 

Ese aumento de las importaciones de alimentos comprados por el  gobierno cubano a su enemigo histórico, pagando una elevada cifra de dinero de manera anticipada y en efectivo, es algo totalmente lesivo a la dignidad nacional y viola  las reglas del comercio internacional. 

En 2007, Cuba pasó a ser el quinto socio comercial  de “la potencia imperialista del norte”.  Para ser más ilustrativo, cerca  del 70% de los productos de la magra canasta básica de la familia cubana que alcanza sólo para una semana, procede precisamente del país cuyo gobierno mantiene por más de cuatro décadas, lo que las autoridades cubanas no se cansan en denunciar como “el criminal y genocida bloqueo contra el pueblo cubano”. Realmente, todo esto es un chiste de mal gusto. 

Lo anterior se contradice con una información aparecida en el periódico Granma de fecha 6 de febrero de 2008, firmada por el periodista Juan Varela Pérez, a página completa con el titular, Si acopio no funciona. El  comunicador, avezado en estos temas, pronostica que la producción agrícola del presente año puede sobrepasar las 400 mil toneladas más de productos que el pasado año. Pero esta es la santa fecha en que el gobierno no ha dicho lo que se produjo en 2008. 

Resulta asombroso que el órgano oficial del Partido Comunista se lamente de que los mecanismos de acopio, transportación, envases, almacenamiento y conservación fallen de manera reiterada porque las entidades agrícolas carecen de los medios y recursos que la actividad  demanda. 

Si parte de las millonarias sumas de dinero que se destinan a comprar alimentos en el exterior, que sobrepasaron en el 2008 los 2 mil millones de dólares, se hubiesen destinado al financiamiento de la actividad agrícola, no estuviésemos  leyendo ahora  que al Ministerio de Agricultura le resulta imposible por sí solo, dar respuesta a las dificultades acumuladas. 

De haberse destinado una gran parte de ese dinero a financiar las ineficientes e improductivas empresas agrícolas y conceder créditos blandos al sector  cooperativo, así como a los campesinos privados y a los más de l9 mil usufructuario de tierra registrados hasta el momento, con dichos fondos se hubiera podido adquirir herramientas, implementos  y otros insumos que tanto necesitan. Nadie pondría en duda que muchos de esos productos que hoy se compran en el exterior, se podrían producir en Cuba y así se garantizaría la seguridad alimentaria de la nación. 

Por este rumbo, con las producciones que se logren se podrán cubrir las actuales demandas, y a su vez disponer de excedentes para cualquier contingencia.