Luchar las estrellas

José Alberto Álvarez Bravo

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Probablemente, la mayoría de las personas sintamos admiración por quienes poseen un elevado espíritu de superación. La llegada al más alto peldaño de una carrera, es nuestra mayor aspiración, tanto para nosotros mismos como para nuestros allegados.

Desde esta premisa, es presumible el orgullo de los familiares de Fernando Tamayo, quien, con sólo treinta y ocho años ya es Mayor de la Seguridad del Estado (policía política).

Sin embargo, el ascenso a Teniente Coronel es la próxima meta de este ambicioso santiaguero, y para alcanzarla, el esforzado Mayor no descansa ni de día ni de noche. Desde Boyeros hasta Alamar, y desde San Miguel hasta Playa, no hay un rincón de esta Habana nuestra que escape a la ubicuidad de este personaje.

El galopante deterioro de las condiciones de vida en Cuba ha disparado el descontento popular, lo que unido al desgaste de medio siglo de gobierno inconsulto y arbitrario, genera un crecimiento exponencial de la disidencia abierta.  Y ésta es la materia prima para el trabajo de Fernando Tamayo.

Este sujeto tiene las cualidades necesarias para llegar lejos en su carrera de agente represivo. Con igual naturalidad puede amenazar a una mujer mayor (Lilia Castañer, 62 años), que a una niña de 4 años (Laura Miranda), sin que semejante canallada altere ni su apetito ni su sueño.

Este “valiente revolucionario” se especializa en perseguir y reprimir a las Damas de Blanco, pues el valor a toda prueba de estas mujeres tiene con diarreas a los ancianos que detentan el poder, y su mayor preocupación es complacer a sus amos.

Las estrellas que faltan en su charretera están a la distancia de muchos atropellos contra la oposición pacífica. Cuanto más se esfuerce en esta dirección, más rápido las verá titilar en sus solapas. Si Nerón llegó a Emperador, por qué él no va a llegar a ser un canalla importante.