¿Se queda o se va?

Reinaldo Cosano Alén, Sindical Press

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Ha pasado de un año a otro por casi cincuenta años y, por ahora. Se queda el bochorno de la libreta de abastecimientos, que muchos prefieren llamar de desabastecimiento.

Ni siquiera en Europa, devastada por dos guerras mundiales, perduró tanto el racionamiento de alimentos; menos de un lustro.

El tema de la libreta de la comida saltó a la palestra hace varios meses. La discusión en los medios, la calle y centros de trabajo es sobre si se queda o se va en 2010.

Hay una especie de debate nacional sobre el tema, espejismo de libertad de expresión, pero sin llegar a la esencia ni poner en entredicho la política del gobierno, que decide qué come el pueblo y en qué cantidad.

Por ahora, se queda. En días próximos la nueva-vieja libreta, confeccionada y distribuida por la Oficina de Control de Alimentos (OFICODA), seguirá en uso, pero el propósito del gobierno es eliminarla a escopetazos.

''En reciente reunión a puertas cerradas de funcionarios del Ministerio del Comercio Interior con administradores de todas las bodegas del municipio capitalino Diez de octubre, los funcionarios explicaron la nueva política del gobierno de poner en venta libre artículos vendidos tradicionalmente por la libreta. EL plan es aumentar los precios de los alimentos básicos de la canasta familiar, actualmente subvencionados y vendidos de forma racionada, para venderlos por la libre'', expresó Argelio Martínez, sindicalista independiente residente en ese municipio.

Sin embargo, la metodología no es nueva. Hace alrededor de quince años se implantó el mercado paralelo. Algunos artículos subvencionados fueron eliminados de la libreta por completo y pasaron a venta liberada en pesos o en divisa, a precios que fluctuaban entre 150 y hasta mil por ciento más altos que los originales.

Entre uno y otro tipo de mercado está siempre presente, a la mano, resolviendo necesidades, perseguido pero inextinguible, como si viviéramos en un país en guerra, el mercado negro, la otra variante para adquirir productos.

Con su casi medio siglo engañando al estómago de los cubanos, la libreta de racionamiento bien merece un puesto en el libro Guinness de records mundiales por su longevidad.