La última jugada de la charada

Lucas Garve, Fundación por la Libertad de Expresión

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Diciembre de 2009 será recordado por la represión gubernamental, como muestra patente de la intolerancia e intransigencia de una clase política que se aferra al poder mediante la destrucción de la fraternidad conciudadana. Ya en el algo lejano 1980, utilizaron las turbas de forma masiva y sistemática para desatar la persecución en contra de los que se marchaban por el puerto del Mariel.

Pero en general, el año 2009 lo recodaremos como el año del retroceso. Después de las promesas de cambio por parte del actual Presidente, seguimos a la espera de la realización de lo prometido.

Por el contrario, las mismas prohibiciones que recibieron orden de extinción, siguen proliferando. Ayer mismo, en la Calzada de Managua, cargaron con todos los que vendían algo en la calle. Me enteré cuando fui a comprar un sobre de comino y una anciana vendedora de jabas plásticas, parapetada detrás de una columna, me explicó que al vendedor se lo habían llevado en un camión de la policía junto a algunos más que vendían chucherías.

Las recién terminadas maniobras militares Bastión 2009 tuvieron el objetivo táctico de sofocar  lo que denominaron un desorden antisocial que justificaría el ataque aéreo del “enemigo imperialista”. Desarrolladas  pocos días después de que el presidente Obama, en una respuesta a una conocida blogguera cubana, insistiera en que los EEUU no invadirán militarmente la isla de Cuba, estas maniobras solamente sirvieron para que la élite militar gastara más de todo lo que se nos dice que ahorremos.

La apuesta del gobierno por influir en los trajines políticos internacionales preocupa más a los altos dirigentes que la protesta de decenas de estudiantes del Instituto Superior de Arte (ISA) para reclamar un poco de mejora en la alimentación de los becados en el centro.

Quien puede ver la copia clandestina que de memory flash a disco duro recorre las pantallas de las computadoras habaneras observará que los estudiantes plantean con fuerza ser escuchados por un aparato burocrático sordo e insensible a la opinión libre del pueblo, más que protestar por la comida.

Exclusivamente un sector de la población formado por mayores de setenta años, añora con nostalgia la efervescencia de los años sesenta y setenta, mientras niegan desconsolados la ineficacia de la cartilla de racionamiento más antigua del planeta, cimiento de una sistema de distribución basado en el igualitarismo que parió como hijo pródigo al pulpo de numerosos tentáculos del  mercado negro, en tanto aplauden aún con las manos ya afectadas por la artritis los decretos gubernamentales.

También 2009 gozó  del espectáculo de reality show del vídeo de Lage y Pérez Roque, los presuntos delfines de la autocracia cubana.  De seguro aquí no hay ná, reza el montuno de una canción que se escucha ahora poco por la radio. Parece que era un vaticinio para las filas de altos burócratas que en sus quince minutos de fama se constituyeron en herederos de la “castrocracia”.

Ante todo esto, los técnicos, los obreros, los trabajadores por cuenta propia, los funcionarios, las amas de casa, los intelectuales, los estudiantes, los empleados, los campesinos, los que no tienen empleo porque no lo encuentran o no desean trabajar para el Estado,  piensan, esperan, que el próximo año 2010 se produzcan los cambios de una forma u otra porque esta jugada de las promesas no ha tenido el resultado esperado.