Artículo 13
Juan Carlos Linares Balmaseda
LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - José y Francisco residían en el bario Luyanó, pero no se conocían. Salieron de Cuba rumbo a Ecuador. Lo que ambos tenían en común era el deseo de irse de Cuba. Lo intentaron varias veces, ilegalmente.
Ahora, como muchos otros, entran y salen con regularidad. Decenas de miles de cubanos, todos bajo el estatus de residentes en el extranjero, consagran el precepto martiano de que “patria es humanidad”, y también el “internacionalismo y la integración de los pueblos”. Y lo hacen por su cuenta y riesgo, sin imposición del gobierno cubano.
A pesar del polémico tema de emigración, que provoca acalorados debates en círculos de gobierno, parlamento y sociedad civil, los emigrantes son respaldados por el Artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que estipula: 1- Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado. 2- Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar.
En Cuba, el quebrantamiento está no sólo en los impopulares permisos de salida, o tarjeta blanca, y permiso de residencia en el extranjero, que el gobierno impone a artistas, deportistas y demás emigrantes, violando flagrantemente el Artículo 13, sino en la ausencia de debate sincero y público entre gobierno, parlamentarios y sociedad civil sobre el tema quebrantado. Con estos permisos es difícil creer en acuerdos migratorios.
Una vez más se evidenció el eclecticismo demagógico gubernamental cuando hace unos meses un joven universitario dirigió en público al Presidente de la Asamblea Nacional de Cuba, Ricardo Alarcón, la sencilla pregunta: ¿Por qué los cubanos no pueden viajar libremente?
En la sosa justificación de Alarcón iba implícito lo poco que importan los derechos ciudadanos: ¿Qué ocurriría si todo el mundo volara al unísono? –preguntó el Presidente. La réplica a tal justificación quedó silenciada, porque el gobierno de Cuba siempre tiene la última palabra.
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