Con estilo cubano 

Valentina Cueto

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) – The Bee Gees, el famoso grupo inglés, hizo sensación en Cuba en las década de los setenta ochenta, y marcó la preferencia de los jóvenes de aquella época. Las emisoras radiales de la isla trasmitían los éxitos del grupo, sin censura.

Con los años otras figuras acapararon la atención del público; pero los fanáticos de aquella agrupación, hoy entrados en años, todavía escuchan aquellas melodías que les hacen recordar sus buenos tiempos. En casetes, discos compactos y DVD, los Bee Gees se escuchan en los hogares cubanos porque, al margen de cualquier consideración nostálgica, lo bueno no pasa.

Una reafirmación de ello es la popularidad alcanzada por el cantante cubano Alberto Aguilera. Lo más insólito de este artista está en el timbre de su voz, una réplica casi perfecta de la de Barry Gibb, el inconfundible vocalista de The Bee Gees. Aguilera interpresa sus canciones sobre backgrounds de la época debidamente digitalizados, y crea una especie de magia cuando nos transporta hacia el pasado en sus presentaciones.

Vistiendo jeans desteñidos, chaqueta oscura y negro sombrero de fieltro, del que sobresale un moño de cabello rizado, este Barry Gibb tropical pone a soñar a la concurrencia que lo escucha.

Cada tarde de domingo, en el Café Cantante, después del primer show del grupo Los Kent, Aguilera se apodera del escenario y el público se alborota. Las muchachas lo reciben con vivas, besos y demostraciones de admiración.

Alberto Aguilera nunca pierde la compostura y siempre las despide con un beso. Entre un número y otro, dedica al público palabras respetuosas, algo poco común en estos tiempos en que la chabacanería prevalece, al menos en Cuba.