I CONTACTO I ¿QUIÉNES SOMOS? I NOTICIAS POR E-MAIL
 
 
_________________________________________________

Con la boca sucia

José Alberto Álvarez Bravo

LA HABANA, Cuba, diciembre (www.cubanet.org) - Los economistas comprometidos hablarían en términos de contracción del Producto Interno Bruto (PIB). Los políticos oficialistas, de los efectos del bloqueo imperialista y la crisis económica capitalista.  Los disidentes, de la incapacidad de la dinastía Castro. Los religiosos, de la inminente llegada del fin del mundo.

El pueblo, menos dado a teorizar, pero columbrando las razones, sobrelleva una vida de penurias sin fin, en la que el más mínimo detalle se puede convertir en una tragedia. Un suceso personal serviría para ilustrar esta tesis.

El jueves 10 de diciembre, entre otras cosas, perdí mi cepillo de dientes.  Después de su invención, este adminículo se hizo imprescindible en la vida del hombre civilizado.

Tiene sentido pensar que en cualquier sociedad del mundo globalizado y consumista, un suceso de esta naturaleza no le preocupe a nadie, excepto si se trata de un cubano de los que vivimos en la isla. Ante un caso como este, la reacción lógica y natural es dirigirse a cualquier establecimiento comercial para adquirir un cepillo nuevo. Eso hice de inmediato.  Y recorrí La Habana, de tienda en tienda, el 11 de diciembre. Fue en vano.

Mientras me enfrentaba a la imposibilidad material de conseguir el cepillo, meditaba sobre el significado de este melodrama para los trabajadores con un salario insuficiente.

Durante la época de oro del castrismo, un cepillo de dientes costaba 25 centavos, en la única moneda circulante, y se encontraba con facilidad en cualquier establecimiento comercial. Hoy cuesta 10 pesos, equivalente a una jornada de trabajo.

El sábado 12 cancelé los proyectos y salí a recorrer la periferia capitalina. Habana del Este, San Miguel del Padrón, Diez de octubre, y nada, a pesar de cargar en mi bolsillo las dos monedas impuestas por los dueños de Cuba. Pero el dicho de que quien persevera triunfa quedó corroborado una vez más.

Ya con mis esperanzas exhaustas, cerca del paradero de La Víbora, en una minúscula y apartada tiendecita, encontré –y conquisté- mi vellocino.

Si se encuentra conmigo en cualquier parte, no tema acercárseme. Ya no ando por toda La Habana con la boca sucia.

Escriba una palabra clave o el tema
que desee buscar en las noticias o artículos publicados en Cubanet en español, inglés o francés
desde 1994 hasta 2009
 

___
 
___
 
___
 
http://www.cubanet.org/inicio_tienda.html ___
 
CubaNet no reclama exclusividad de sus colaboradores y autoriza la reproducción de este material siempre que se le reconozca como fuente.