11 de febrero de 2008

Fallece Osvaldo Navarro

Redacción de El Nuevo Herald

El escritor cubano Osvaldo Navarro falleció el pasado jueves en la Ciudad de México, víctima de un infarto masivo, a los 61 años.

Nacido en Santo Domingo, Villa Clara, en 1946, Navarro formó parte de una generación cuya adolescencia y primera juventud transcurrió en la alborada de la revolución de Fidel Castro.

Poeta, narrador y periodista, Navarro deja una extensa obra, con numerosos reconocimientos y premios literarios dentro y fuera de la isla.

Entre sus obras se encuentran los poemarios De regreso a la tierra (1974), Los días y los hombres (1975), Espejo de conciencia (1980), Las manos en el fuego (1981), Nosotros dos (1984), Combustión interna (antología, 1985), Clarividencia (1989), Xabaneras (1996) y Catarsis (1999), el testimonio El Caballo de Mayaguara (1984) --Premio Nacional de la Crítica-- y la novela Hijos de Saturno (2002).

Figura de matices polémicos, Navarro fue miembro de las Fuerzas Armadas y del Ministerio del Interior (MININT) por diez años (1961-1971), estudió Filología en la Universidad de La Habana y se desempeñó como consejero cultural en la embajada cubana en Moscú hasta 1987. Fue un defensor del ''realismo socialista'' en la creación artística, pero terminó decepcionado del proceso revolucionario y marchó al exilio en 1993.

Su novela Hijos de Saturno, que presentó en Miami en el 2003, es --según sus propias palabras-- ``un homenaje a toda la gente que creyó en la revolución cubana y terminó devorado por ella''.

Su actitud crítica hacia el régimen castrista desató reacciones de los medios oficiales cubanos, que lo calificaron de personaje que ``arrastrará para siempre la marca indeleble del oportunismo''.

En México creó la revista Nao --de corta duración-- y trabajó como promotor cultural. A finales del 2003 decidió radicarse en Miami, pero luego retornó a la capital mexicana.

El Instituto Politécnico Nacional de México publicará próximamente una antología de su poesía. Entre sus más acariciados proyectos de los últimos años estaba un ensayo de reinterpretación de la figura de José Martí, también en proceso de publicación.

Lo sobreviven su esposa, la poeta y traductora Elena Tamargo, que vive en México, y sus hijos Osvaldo y Nazin, ambos en Miami.

Su cadáver fue velado ayer en una funeraria de la colonia Guerrero, en la Ciudad de México. Sus restos serán cremados y las cenizas trasladadas posteriormente a Miami para darles honrosa sepultura.

 

 
 
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