Crónica           IMPRIMIR
25 de enero de 2008

La Gorda y la Delgada


Guillermo Fariñas Hernández, Cubanacán Press

LA HAB ANA, enero (www.cubanet.org) - En el barrio La Chirusa todos sabían que faltaban siete días para las Pascuas. Muchos vecinos residían desde hacia unas cuantas décadas hombro con hombro; observaron con expectación como dos mujeres se cruzaban miradas en la tienda recaudadora de divisas "La Latina".


Estas mujeres se distinguían por su altivez. Ambas tenían 36 años y nacieron en enero del 1971. Signo zodiacal: Capricornio. Una se nombra Maria Isabel, pero la apodaban "La Delgada"; la otra, Maria Cristina, más conocida como "La Gorda".


El dúo se graduó el mismo año en el Instituto Superior de Ciencias Médicas de Villa Clara "Dr. Serafín de Ruiz de Zarate Ruiz". La pareja continuó unida en la vida laboral, ya que fueron designadas a trabajar como médicas de prisiones. Pero allí las separó la vida y la ética.
Mientras Maria Isabel se hizo una entusiasta colaboradora de  la Seguridad del Estado en la cárcel Guamajal, su amiga María Cristina se solidarizó con la cruel situación de los presos y rechazó cualquier ayuda a los represores.


A las dos les llegó el amor en aquel medio hostil. La Delgada se enamoró de un capitán de la Seguridad del Estado, responsable de atender a los presos políticos. Pero La Gorda entregó el corazón a un prisionero de conciencia, uno de los que el novio de su colega hostigaba a diario.
La ruptura de aquella amistad no se hizo esperar; puesto que ambas militaban en el mismo Comité de Base de la Unión de Jóvenes Comunistas. La propia Maria Isabel solicitó la separación definitiva de la organización de María Cristina, por ser la novia de un prisionero político.


La Gorda fue trasladada a una policlínica de Santa Clara. Le comunicaron que ya no era confiable. Los acontecimientos se precipitaron y María Cristina se casó con su novio, el reo político. En tanto, María Isabel contrajo nupcias con el suyo, un agente de la Seguridad .


La Delgada llegó a Venezuela a finales de 1999 para prestar colaboración médica a ese país. En el año 2001, su esposo marchó también a Venezuela, licenciado de la policía política. Como era licenciado en Derecho, comenzó a trabajar como asesor jurídico en el gobierno de Hugo Chávez.
Por esa fecha, La Gorda y su cónyuge partieron como refugiados políticos hacia Estados Unidos. El condenado fue liberado en 1998, luego de la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba. Se instalaron en New Jersey, y La Gorda tuvo dos hijos.


En el barrio se estableció una competencia entre las dos familias de las médicas que estaban en el exterior. La sui generis competencia se hacía evidente a través de las ampliaciones de las casas de sus progenitores. Sendos domicilios que se convirtieron en vitrinas para demostrar la moneda dura que por allí corría.

 
 
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